José María Ruiz-Mateos se encontraba ingresado desde mediados del mes de agosto debido a una rotura de cadera que, posteriormente, se complicó con una neumonía. El fundador de Nueva Rumasa ha fallecido a los 84 años dejando atrás innumerables polémicas e imágenes icónicas.
Sobre el empresario y algunos de sus hijos pesan actualmente diversas acusaciones de estafa, insolvencia punible y fraude a la Hacienda pública.
Ruiz Mateos fundó en 1961 Rumasa (Ruiz Mateos Sociedad Anónima), enfocada al sector vitivinícola y el bancario. El dirigente conformó una estructura piramidal por la que sus propios bancos financiaban sus otras empresas.
En 1983, el gobierno del PSOE acordó la expropiación de Rumasa, alegando que se encontraba en bancarrota virtual debido a los altos riegos a los que se enfrentaban los bancos del grupo, así como por la falta de auditorías externas a los bancos que componían el grupo y la evasión de pagos a Hacienda. Pese a que Ruiz-Mateos demandó al gobierno y solicitó una indemnización y el tribunal europeo le dio la razón, fue encarcelado por evasión de divisas, fraude y apropiación indebida.
A lo largo de su vida, ha protagonizado algunas imágenes memorables, como el ya conocido puñetazo al entonces ministro de Hacienda, Miguel Boyer, en 1989.
Años después de la expropiación de Rumasa, Ruiz-Mateos crea Nueva Rumasa, que quebraría en 2011. Este grupo consiguió que hasta 5.000 pequeños inversores, desde 2009, financiaran la empresa a través de emisiones de pagarés que, con un importe mínimo de 1.200 euros, se comprometían a devolver con un 8% de rentabilidad anual.
Pese a que esos pagos irían destinados a comprar nuevas compañías, realmente iban destinados a afrontar deudas de otras empresas, además de para desviar fondos fuera de España.
Esta presunta estafa deja a algunos de los hijos de Ruiz-Mateos con más de 50 causas abiertas en la Audiencia Nacional y otros juzgados españoles.
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