El rugido de un motor. Una curva tomada al límite. El vértigo de una salida desde la pole. Pero también un plano de cámara perfectamente encuadrado, una grúa elevando el coche ficticio del equipo APXGP en mitad de un paddock real y un piloto de carne y hueso saludando a Brad Pitt como si compartieran garaje. La Fórmula 1 entra en Hollywood. Y Banco Santander está justo ahí, en medio del plano.
Hace solo unos días se ha estrenado una de las películas más esperadas del año: F1, La Película, una superproducción sobre Fórmula 1 protagonizada por Brad Pitt y producida por Apple Studios. Rodada en circuitos reales como Silverstone, Spa o Monza, la cinta cuenta con la implicación directa de escuderías, pilotos y marcas que forman parte del universo real del Gran Circo. Una de ellas es Santander, cuya presencia puede verse en los boxes y en el cartel oficial.
No es una aparición anecdótica. La presencia del banco en la película responde a una relación duradera y profunda con la Fórmula 1, pero también a un compromiso renovado con su evolución como fenómeno cultural. Lejos de ser solo una competición deportiva, la F1 se ha convertido en un lenguaje global que une emoción, tecnología, sostenibilidad y espectáculo. Y ahora, también, cine.
Más que una película
La irrupción de Hollywood en la Fórmula 1 no es casual. Llega después del éxito global de Drive to Survive, la serie documental de Netflix que ha multiplicado la base de fans del campeonato, especialmente entre el público joven. La película protagonizada por Brad Pitt —en la que interpreta a un piloto veterano que vuelve a la parrilla— da un paso más en esa narrativa: pone a la F1 en la gran pantalla y la convierte en una historia épica, visual, emocionante.
La implicación de Santander en este proyecto forma parte de su apuesta por apoyar el crecimiento de este deporte más allá de los circuitos. Estar en la película significa participar en esa nueva forma de contar la Fórmula 1. Ayudar a proyectarla. A conectar con nuevas generaciones. A expandir su impacto.
Más que un deporte, un fenómeno global
La Fórmula 1 ha vivido en los últimos años una transformación radical. Bajo el control de Liberty Media y con Stefano Domenicali como CEO de la competición, ha dejado de ser solo un deporte para convertirse en un fenómeno cultural. Más abierto, más joven, más diverso. Más cine, más redes sociales, más experiencia. Un espectáculo total, que se vive tanto en la pista como en el sofá o en el smartphone.
Banco Santander ha estado ahí, curva tras curva, desde hace casi dos décadas. Y en 2025 ha arrancado una nueva etapa: el banco es desde este año patrocinador oficial de la F1 y también del histórico equipo Williams Racing. Una doble alianza que va mucho más allá del logo en un monoplaza y con la que Santander apuesta por comunicar valores, conectar con clientes y reforzar su marca en mercados clave como Estados Unidos, Brasil, México, Reino Unido o España.
De Ferrari a Williams: una historia de pasión por la F1
La historia de Santander con la F1 comienza en 2006. Desde entonces, ha patrocinado Grandes Premios, escuderías legendarias como McLaren o Ferrari, e incluso pilotos icónicos como Fernando Alonso, Lewis Hamilton o Carlos Sainz. Pero 2025 representa un nuevo capítulo.
El acuerdo con Williams Racing –uno de los equipos más históricos de la parrilla– permite al banco mostrar su logotipo en el coche, los cascos y los uniformes, además de participar en campañas digitales, eventos exclusivos y experiencias únicas para clientes. En Estados Unidos, donde la F1 ha ganado una tracción espectacular, será la marca Openbank la que tomará protagonismo en el monoplaza. Un importante paso estratégico en un mercado donde la F1 vive un auténtico boom.
Valores compartidos: sostenibilidad, innovación, excelencia
Porque no se trata solo de visibilidad, se trata también de asociarse con un deporte que representa como ningún otro sus valores: innovación, sostenibilidad, excelencia, transformación.
La F1 es hoy un laboratorio de tecnología puntera, donde se prueban soluciones que luego pueden aplicarse a la automoción, la energía o la eficiencia operativa. Es también una competición que se compromete con la sostenibilidad, con un ambicioso objetivo de cero emisiones netas en 2030. Y es, sobre todo, un espectáculo que exige lo mejor de cada equipo, cada profesional, cada detalle… Valores que encajan a la perfección con el propósito del banco y con su estrategia de crecimiento sostenible.
Lo explicaba recientemente Ana Botín, presidenta de Banco Santander: «Durante casi dos décadas, desde que Banesto comenzó a trabajar con la F1, la fortaleza y el alcance global de este deporte han ayudado a Santander a conectar con sus clientes, profundizar en sus relaciones y fortalecer nuestra marca. Esta colaboración marca un nuevo e importante capítulo en nuestra relación en un momento en el que seguimos transformando y haciendo crecer nuestro negocio».
Visibilidad global, presencia local
La audiencia acumulada de la F1 en 2023 superó los 1.350 millones de personas. Y el 60% de esa audiencia se concentra en los mercados principales de Santander. La presencia del banco en la Fórmula 1 no solo refuerza su posicionamiento global, si no que se traduce en una conexión emocional en cada país donde opera.
Los tres Grandes Premios en suelo estadounidense –Miami, Austin y Las Vegas– son auténticos espectáculos de masas. Allí, Openbank tiene una oportunidad excepcional de darse a conocer entre nuevos públicos, especialmente entre los más jóvenes. En Europa y Latinoamérica, circuitos icónicos como Silverstone, Monza, Interlagos o el Autódromo Hermanos Rodríguez ofrecen también escenarios privilegiados para estar presente allí donde se genera atención, pasión e influencia.
Un universo en expansión
Con el estreno de la película de Brad Pitt, la Fórmula 1 amplía su universo. Y con ella lo hace también el Banco Santander. No solo como banco oficial de la competición. No solo como patrocinador de Williams. Si no como parte activa de una historia que mezcla velocidad, ambición, tecnología y emoción. Una historia que ahora también se cuenta en el cine. Con Brad Pitt al volante.