El CSIC cuestiona la geotermia como fuente eléctrica

Un estudio del Imedea concluye que los sistemas geotérmicos cerrados no son eficientes para producir electricidad.
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Investigadores del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (Imedea, CSIC-UIB) han demostrado que los sistemas geotérmicos de circuito cerrado no son adecuados para generar electricidad de forma eficiente y sostenible, debido a la rápida disminución de la temperatura del fluido que extrae el calor del subsuelo.

Según el estudio, publicado en la revista Communications Engineeringmitigar esta pérdida de temperatura implicaría perforar decenas de pozos horizontales a varios kilómetros de profundidad, con un coste técnico y económico elevado.

La energía geotérmica se presenta como una renovable con potencial, pero su uso para producir electricidad es muy limitado: representa apenas el 0,5% de la capacidad mundial, frente al 30% de fuentes como la solar o la eólica.

Desde 1906, la electricidad geotérmica ha dependido de recursos hidrotermales en zonas muy específicas, como los límites de placas tectónicas. Para ampliar su alcance, se han desarrollado los sistemas geotérmicos mejorados (EGS, por sus siglas en inglés), que estimulan fracturas naturales y pueden inducir microsismos.

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«Un par de estos sistemas, como el de Basilea o el de Pohang, provocaron terremotos de hasta magnitud 5,5 y terminaron cancelados», explica Sri Kalyan Tangirala, doctorando del Imedea y primer autor del estudio.

Como alternativa, los sistemas de circuito cerrado (CLGS) evitan fracturar la roca, conectando pozos de inyección y producción mediante ramales horizontales. Algunas empresas los han promocionado como solución escalable y han captado millones de dólares en financiación.

Pero el Imedea advierte: «El calor se agota rápidamente cerca del pozo cuando el caudal es alto. Las zonas más alejadas no compensan esa pérdida, lo que provoca una caída significativa de la temperatura en pocos días», señala Tangirala.

Reducir el caudal minimiza la pérdida térmica, pero impide generar electricidad suficiente. Para ser viables, los CLGS necesitarían decenas de ramales, lo que implica costes prohibitivos.

«Los sistemas de circuito cerrado no resultan viables para la generación de electricidad», concluye Víctor Vilarrasa, coautor del estudio.

El equipo del Imedea ha modelizado varios escenarios con un gradiente geotérmico alto (41,25 °C/km) y ha confirmado que las pérdidas térmicas son proporcionales al caudal del fluido. Para mantener temperaturas productivas, habría que perforar kilómetros de ramales, algo inviable económicamente.

La única vía de rentabilidad sería aprovechar el calor residual para calefacción urbana, lo que limitaría su papel en la transición energética. El estudio cuestiona la supuesta escalabilidad de estos sistemas y llama a evaluar sus promesas con mayor cautela, concluye el Imedea.

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