Grecia cerró los siete primeros meses de 2025 con un superávit presupuestario de 2.188 millones de euros, frente al déficit de 1.961 millones que había previsto el Gobierno en los presupuestos generales.
Según ha informado el Ministerio de Finanzas, el resultado supera ampliamente el dato del mismo periodo de 2024, cuando se registró un déficit de 139 millones.
El desvío positivo se explica, en parte, por el aplazamiento de pagos del Gobierno central a organismos de ayuda estatal y entes públicos. Los gastos del Estado sumaron 40.671 millones, lo que representa 3.326 millones menos de lo presupuestado.
Al mismo tiempo, los ingresos alcanzaron los 42.858 millones, un 2% por encima de las previsiones, impulsados por un incremento del 5,9% en la recaudación fiscal.
El superávit primario —excluyendo pagos de intereses de deuda— se situó en 7.959 millones de euros, más del doble del objetivo marcado (3.599 millones). En 2024, la cifra fue de 5.665 millones.
Grecia, que rozó la bancarrota en 2010, ha mantenido en los últimos años un crecimiento económico por encima de la media europea. En 2024, la deuda pública descendió hasta el 153,6% del PIB, frente al 207 % registrado en 2020 por la pandemia.
No obstante, persisten desafíos estructurales. El país afronta una inflación elevada en productos básicos y energía, y sufre una de las crisis de vivienda más severas de la UE. Según Eurostat, los griegos destinan el 35,2% de su ingreso disponible a la vivienda, el porcentaje más alto del bloque.
Además, Grecia se situó en 2024 como el penúltimo país de la UE en poder adquisitivo, solo por delante de Bulgaria.
