La inflación anual en la eurozona se mantuvo en julio en el 2 %, cumpliendo por segundo mes consecutivo con el objetivo de estabilidad de precios del Banco Central Europeo (BCE). La inflación subyacente, que excluye energía y alimentos frescos, también se mantuvo estable en el 2,3 %, según los datos de Eurostat.
El mayor impulso a la inflación vino de los servicios, que aportaron 1,46 puntos a la tasa, pese a moderarse al 3,2 %. Los alimentos, alcohol y tabaco contribuyeron con 0,63 puntos, al subir un 3,3 %, mientras que los bienes industriales no energéticos añadieron 0,18 puntos, con un avance del 0,8 %. En contraste, la energía restó 0,23 puntos, tras caer un 2,4 % interanual.
En la Unión Europea, la inflación repuntó una décima en julio, hasta el 2,3 %. Las tasas más bajas se registraron en Chipre (0,1 %), Francia (0,9 %) e Irlanda (1,6 %). Por debajo de la media se situaron también Italia (1,7 %) y Alemania (1,8 %). En el extremo opuesto, los mayores aumentos se dieron en Rumanía (6,6 %), Estonia (5,6 %) y Eslovaquia (4,6 %).
Política monetaria del BCE
Tras haber aplicado ocho recortes de tipos en el último año, el BCE decidió en julio frenar la reducción del tipo de referencia, que se mantiene en el 2%.
Los analistas prevén que en septiembre el Consejo de Gobierno podría volver a recortar, dependiendo de factores como la evolución de la política comercial con Estados Unidos y la apreciación del euro.
Las previsiones recogidas por el BCE apuntan a que la inflación se situará en el 2% en el tercer trimestre de 2025 y en el 1,9% en el cuarto, para descender entre enero y marzo de 2026 hasta el 1,7%.