La Organización Mundial del Comercio (OMC) calcula que la inteligencia artificial puede suponer un salto comparable al de la electricidad o internet. Según un informe presentado este miércoles, esta tecnología podría impulsar un crecimiento del 37% en el comercio mundial de aquí a 2040 y añadir un 13% al PIB global.
La organización subraya que el impacto positivo vendrá por los aumentos de productividad y la reducción de costes que la IA está generando. No obstante, advierte que estos beneficios podrían verse limitados si persisten las brechas de uso entre economías desarrolladas y en desarrollo.
El informe analiza distintos escenarios. En uno desigual, donde las diferencias en la adopción tecnológica se mantienen, el comercio crecería solo un 33,7%. En cambio, en un escenario más equilibrado alcanzaría el 36,7%. Las exportaciones de los países de bajos ingresos apenas aumentarían un 23,9% en el peor escenario, frente al 31,9% en un reparto más equitativo. En contraste, las economías de ingresos altos lograrían un 36,4% y las de ingresos medios un 37,9%.
«El comercio puede fomentar la difusión de esta innovación y abrir nuevos caminos de desarrollo, pero este potencial solo puede realizarse si actuamos de manera decidida, cerrando las brechas digitales e invirtiendo en los trabajadores», señala Ngozi Okonjo-Iweala, directora general de la OMC.
El PIB global podría subir un 13,2% en un escenario de desarrollo equilibrado, pero solo un 12% si persisten las diferencias. En las economías de bajos ingresos, la brecha sería aún más notable: un crecimiento del 15% frente a un 7% en el caso de mayor desigualdad.
El informe también estima que la IA contribuirá a reducir entre un 3% y un 4% las diferencias salariales entre profesionales. Esta reducción se deberá a la caída en la demanda de puestos cualificados que realizan tareas más fáciles de automatizar.
El comercio de productos relacionados con la inteligencia artificial alcanzó los 2,3 billones de dólares en 2023. Sin embargo, la OMC advierte de un entorno cada vez más restrictivo: las medidas limitadoras sobre estos intercambios pasaron de 130 en 2012 a casi 500 en 2024.
«La transición hacia la IA está siendo rápida y, que se convierta en una fuerza de convergencia o de divergencia, dependerá de las decisiones que tomemos hoy. Con los marcos adecuados, el comercio puede desempeñar un papel central para que la inteligencia artificial funcione para todos», concluye Okonjo-Iweala.