Revisar contratos, analizar costes en la cadena de valor y redefinir estrategias.
Estos son los ejes de actuación que propone KPMG en su nueva guía práctica para ayudar a las empresas a amortiguar el golpe de los aranceles anunciados por Estados Unidos, que podrían afectar hasta al 80 % de las exportaciones españolas a ese país.
Según cifras del Ministerio de Economía, Comercio y Empresa en 2024 Estados Unidos concentró el 5% de las ventas exteriores de España, pero el impacto de los aranceles del 30% que entrarán en vigor el 1 de agosto se concentrará en sectores específicos con alta exposición al mercado norteamericano.
Entre las recomendaciones, la consultora destaca la importancia de identificar con precisión los aranceles aplicables y su cuantía. Para ello, insta a realizar una revisión exhaustiva de los contratos entre exportadores e importadores con el fin de renegociar condiciones si es necesario.
Otro de los focos está en el análisis de costes. KPMG recomienda estudiar a fondo la estructura de las cadenas de valor, ya que el impacto arancelario puede variar según el origen de las materias primas, el lugar de producción o los destinos comerciales.
La firma también subraya la necesidad de planificar bajo diferentes escenarios temporales —corto, medio y largo plazo— e implantar tecnologías que permitan automatizar procesos y procesar grandes volúmenes de datos. Una forma de anticiparse a los cambios y reaccionar con agilidad.
Aunque el efecto será desigual por sectores y empresas, KPMG menciona el caso de las compañías españolas de componentes de automoción, con fuertes inversiones en México y Canadá. En estos casos, apunta, «se imponen las estrategias a largo plazo dado el montante invertido».
Además de ajustes internos, la guía plantea replantear estrategias de internacionalización, buscar nuevos mercados, explorar vías legales ante posibles incumplimientos contractuales y prestar atención a ayudas públicas.
Lejos de un enfoque defensivo, KPMG también ve oportunidades. Pone como ejemplo el sector de alimentación y bebidas, donde España ha ganado posición como proveedor de calidad. Si las empresas calibran bien su política de precios, podrían reforzar su presencia frente a competidores globales.