Neuromindset, una startup, surgida del Laboratorio de Neurociencia Cognitiva del Desarrollo de la Universidad de Granada, lleva años aplicando ciencia dura al aula.
Su propuesta se basa en entrenar habilidades mentales como la atención, la autorregulación emocional y la metacognición desde la infancia. Todo sin pantallas, sin gadgets y sin formación especializada para el profesorado.
Ahora, su modelo ha sido reconocido con dos premios internacionales que apuntalan su potencial como agente de cambio en el sector educativo. El más destacado: el Global EdTech Startup Award en la categoría de autorregulación, bienestar y rituales. Un galardón europeo que solo han conseguido dos startups españolas en su edición más reciente.
El segundo reconocimiento ha sido la Impact Social Cup 2025. Neuromindset ganó la semifinal en la categoría de Educación y Empleabilidad, lo que les asegura un lugar en la final del 16 de octubre en Madrid. Participarán como representantes del talento educativo con impacto social. Dos hitos que refuerzan su expansión internacional y visibilizan su enfoque único: entrenar la mente como si fuera un músculo más.
Una preocupación común de muchas familias: las pantallas
Lina Cómbita, cofundadora, ya advertía en sus primeras charlas que los niños llegaban a clase con graves problemas de lenguaje y atención. Desde ahí, empezó a investigar qué se podía hacer desde la neurociencia para reforzar esas habilidades básicas sin recurrir a soluciones mágicas ni hiperconectadas.
El resultado fue un programa estructurado, práctico y escalable. Hoy ya se aplica en más de 30 centros educativos de España, México, Colombia, Chile y Guatemala. Se llama «Neuromindset-Schools» y combina IA, neurociencia y dinámicas activas para trabajar funciones ejecutivas dentro y fuera del aula, sin depender de dispositivos individuales.
«No es magia, es ciencia», repiten desde el equipo. Sus herramientas no prometen niños genios, sino entornos más sanos donde crecer con mejores recursos mentales. Porque saber concentrarse, gestionar emociones o reflexionar sobre lo que uno piensa (eso es la metacognición) debería estar en el curriculum igual que sumar o leer.
El equipo, liderado por Joan Paul Pozuelos y Lina Cómbita, busca hacer accesibles estos métodos a escuelas de cualquier tipo. Sus investigaciones ya han sido citadas en estudios internacionales y han formado a más de 3.000 docentes en todo el mundo.
Con el respaldo de los premios y el interés creciente por soluciones educativas con base científica, Neuromindset acelera su internacionalización. Lo hacen sin perder el foco: que entrenar la atención y la emoción sea tan común en clase como aprender los ríos de Europa.
En un contexto donde la IA promete mucho pero a veces dispersa más de la cuenta, esta startup ofrece algo radicalmente sencillo: ayudar a los niños a estar presentes, entenderse a sí mismos y pensar mejor. Y eso, en tiempos de distracción crónica, suena bastante revolucionario.