La rivalidad de las empresas españolas en México

Ferrovial y Dragados son las empresas españolas a las que apuntó su artillería financiera el empresario mexicano Carlos Slim con el propósito de quitarles de escena en la negociación de un paquete de obras que llega a 13.000 millones de dólares. 
Las dimensiones del proyecto lo convierten en una de las principales obras de infraestructura en América Latina: un edificio de 760.000 metros cuadrados de superficie, cuatro plantas y capacidad para recibir a 70 millones de viajeros al año a partir de 2020 y 120 millones posteriormente. 
El empresario mexicano puso en primera línea a una firma suya (Carso), una controlada (FCC) y una socia mexicana (ICA). Como remate de la jugada, se asoció con otra española (Acciona) y obtuvo lo que se proponía, entrar en la recta final de la licitación para construir el nuevo aeropuerto de la capital de México. 
Un proyecto gigantesco
Como ejemplo de la sofisticación del proyecto, la terminal aérea tendrá una forma de equis en referencia a esa letra en el nombre México y el proyecto fue diseñado por Norman Foster, autor de obras como Torre Caja Madrid, la renovación del Reichstag en Berlín y la Torre Axe de Londres (el cigarro), entre otras.
El triunfo de Slim se afianzó este 8 de diciembre, cuando el Gobierno de México informó que el grupo hizo la mejor oferta (4200 millones de dólares) para la primera etapa, la más importante del proyecto. Las autoridades ahora analizarán la documentación presentada y emitirán su veredicto final en enero.  
En esa misma obra Slim ya tiene un contrato de 361 millones de dólares para construir una de las pistas de aterrizaje. El Gobierno encuentra en el empresario y sus asociados una fuente interesante, pues las arcas oficiales sólo disponen de 4000 millones de dólares para todo el proyecto.
Salida anticipada
La salida de Ferrovial y Dragados ya era materia de especulación desde mediados de año. La agencia Reuters había reportado en agosto que existían conversaciones con ICA. Luego, se conoció que ICA negociaba con Slim y ahora aparece a la luz la participación de estos dos últimos en un mismo consorcio.
Pero no sólo esa española fue desplazada. También lo fueron otras 11 firmas que habían participado de la  licitación de los contratos de construcción de las pistas 2 y 3, cuyo presupuesto fue de 700 millones y que, nuevamente, Slim se adjudicó en una buena parte (50%).
No obstante, la presencia hispánica está garantizada a través de la supervisión técnica y administrativa de la construcción del edificio, responsabilidades que están a cargo de las ingenierías Ineco y Ayesa, ambas de origen español.

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