Tras un periodo en el que las renovables vivieron su gran apogeo, una combinación de variables climatológicas y de crisis económica hizo que los países miembros de la UE redujesen sus implementación de la Directiva Europea de Energías Renovables, sobre todo desde el año 2011. Pese a todo, el porcentaje de energía consumida en el bloque comunitario que procede de fuentes renovables sigue creciendo y alcanzó en 2015 el 16,7% del consumo total según datos de Eurostat, seis décimas más que un año antes y casi el doble en comparación con 2004. Sin embargo, las cifras revelan que el porcentaje se ha incrementado más bien por una caída en el consumo energético de combustibles fósiles que por un mayor consumo renovable. En los últimos años, sin duda los países europeos han apostado por la energía eólica y la energía solar y han sido las dos cuya capacidad instalada más ha crecido. La instalación de infraestructuras de energía eólica comenzó a crecer rápidamente desde finales de los 90 y desde entonces ha seguido en ascenso. En 2005, se sumó a ella el boom de la instalación de plantas solares. La capacidad de producción de electricidad por fuentes renovables alcanzó en 2015 los 430 GW, lo que supone aproximadamente la misma capacidad que tienen las plantas de combustibles fósiles en la Unión Europea. Sin embargo, la electricidad que consumimos de cada una de ellas no se divide en los mismos porcentajes. 
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