El sector vitivinícola europeo ha lanzado una señal de alarma. El Comité Europeo de Empresas Vitivinícolas (CEEV) ha reclamado este viernes que el vino no quede excluido del acuerdo comercial que negocian la Unión Europea (UE) y Estados Unidos, ante la amenaza de nuevos aranceles impulsados por la Administración Trump.
En un comunicado difundido por la Federación Española del Vino (FEV), que forma parte del CEEV, se advierte de que hay informaciones preocupantes sobre una posible exclusión del vino y los vinos aromatizados del paquete negociador. De confirmarse, esto dejaría al sector expuesto a medidas arancelarias más severas.
El impacto de un nuevo arancel
La CEEV ha instado a la Comisión Europea a garantizar que tanto el vino como los productos derivados se mantengan dentro del marco negociador con Estados Unidos. Según la organización, el sector atraviesa un período extremadamente difícil y la imposición definitiva de un arancel ad valorem agravaría aún más la situación.
«El establecimiento de un nuevo arancel perjudicaría a miles de bodegas y viticultores de toda la UE», advierte el comunicado.
Desde la FEV, José Luis Benítez, director general, ha solicitado al Gobierno de España que refuerce su presión en Bruselas. «EE.UU. es un mercado fundamental para el vino español que, a día de hoy, es insustituible», ha afirmado.
Los últimos datos de exportación correspondientes a abril muestran una caída del 20% en los envíos a Estados Unidos, lo que refleja ya el impacto de la incertidumbre comercial. Según Benítez, mantener el arancel actual del 10% o aumentarlo sería demoledor para el sector.
EE.UU. representa el 27% del valor y el 21% del volumen total de las exportaciones de vino europeo, según datos del CEEV. Además, la organización subraya que las ventas europeas no perjudican a la economía estadounidense; al contrario: «Por cada dólar generado por los envíos europeos, el sector de distribución y hostelería estadounidense obtiene 4,50 dólares».
Solo en 2024, la UE exportó 4.880 millones de euros en vino a EE.UU., lo que habría generado unos 22.000 millones de dólares en ingresos para las empresas estadounidenses del canal de distribución.