Los 5 errores más comunes del inversor

"Dinero e inversión se encuentran entre los temas que más emociones despiertas entre individuos y familias", apunta la firma. Mientras que un gestor puede ver los datos, indicadores y cifras de un comunicado de manera más objetiva, lo cierto es que el minorista las observa desde una lente "más personal", pues esos números representan "los logros de toda una vida, el poder adquisitivo y el legado que dejará a su familia".

Así, la primera ‘metedura de pata’ más cometida es la de "tomar decisiones emocionales", seguida del "cortoplacismo". Josh Pritchard, digital financial writer del grupo, apunta que "en lugar de permitir que el inversor sea absorbido por el corto plazo, los asesores pueden recordarle asimismo que los niveles cambiantes de volatilidad son una realidad en los mercados modernos". Siendo unos "objetivos claros de largo plazo y una planificación financiera sólida el mejor antídoto contra los titulares dramáticos".

Y parece que los más jóvenes, la generación millennial (acostumbrada al flujo de noticias las 24 horas del día y a la gestión de las nuevas tecnologías), lo tienen claro: un 84% reconoce la importancia de contar con asesoramiento profesional.

La tercera equivocación más importante es "no tener un plan financiero": dos de cada tres inversores individuales (67%) reconocen carecer de uno. "Ayudarles a crear un plan diseñado para alcanzar sus objetivos es una importante oportunidad para que los gestores añadan valor en unos mercados cada vez más volátiles, ante el paisaje cambiante de la jubilación y la llegada de activos no tradicionales",

Carecer de objetivos es el penúltimo error principal. Y es que según los datos de Natixis AM, un 57% de los inversores no se ha fijado metas financieras, con tres de cada cuatro (77%) afirmando que toman muchas de sus decisiones por puro instinto. Los gestores deben ayudar a centrar los propósitos de sus clientes, así como a hacerlos realistas.

Finalmente, la firma señala que el último fallo que comete el inversor es el de "no mantener el rumbo", esto es, "la falta de disciplina durante periodos de volatilidad (…) el miedo". Es normal que las turbulencias del mercado asusten, pero debemos tener claro que siempre se logra la recuperación y que ésta, a menudo, es sinónimo de oportunidad. Por ejemplo, en octubre de 2011, aquellos que optaron por el efectivo tras una caída bursátil del 3%, se perdieron un rebote del 8% en el trimestre

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