El tercer trimestre ya está aquí. Y el contexto está claro: Después de 10 años experimentando con la política monetaria, la retirada de crédito de los mercados globales se está convirtiendo en una realidad. Dirigidos por las subidas de tipos de interés de la Reserva Federal de EE.UU., los bancos centrales de todo el mundo están explorando salidas a sus programas de flexibilización cuantitativa (Banco de Japón) o comenzando a hablar de reducción (Banco Central Europeo). Como la expansión del crédito ha sido la premisa básica de la política monetaria y económica desde 2008, una combinación del endurecimiento de esta política, junto con la disminución del denominado «impulso crediticio» en EE.UU. y China y la ausencia de nuevas reformas o estímulos fiscales, nos llevan a pensar en la posibilidad real de una importante desaceleración a finales de este año. Steen Jakobsen, economista jefe y CIO de Saxo Bank, dice: «Si bien situamos las probabilidades de una recesión económica mundial en el 60%, vale la pena señalar que desde la década de 1920 el costo de la recesión para los inversores ha sido del 33% de promedio. Con el crédito como único ingrediente utilizado para estimular la economía global en los últimos 10 años, los inversores deben prestar atención a cualquier cambio en el precio del dinero (creciente), el impulso de crédito (decreciente) y el precio de la energía (decreciente) para entender la dirección de la economía global.
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