México ha hecho un anuncio importante: entre mayo y octubre de 2025, el país entregará entre 400 y 518 millones de metros cúbicos de agua a Estados Unidos. Esta decisión está relacionada con el cumplimiento del Tratado de Aguas de 1944. Y, claro, llega después de las advertencias sobre sanciones por parte del presidente estadounidense, Donald Trump.
La confirmación de este acuerdo vino en un comunicado conjunto de las secretarías de Relaciones Exteriores, Medio Ambiente y Agricultura de México. «Con base en análisis técnicos se determinó que, en el período mayo-octubre 2025, se podían asignar a Estados Unidos un total de aproximadamente entre 400 y 518 millones de metros cúbicos (Mm3)», se menciona.
Claudia Sheinbaum, presidenta de México, afirmó que el agua se entregará «hasta donde se puede», y dejó claro que el consumo doméstico y agrícola en el país no se verá comprometido. Este acuerdo incluye «transferencias de agua inmediatas» a EE.UU., todo con el objetivo de resolver el conflicto sin poner en riesgo el suministro nacional.
El agua que se destinará a Estados Unidos provendrá de diversas fuentes: la Presa Internacional La Amistad, seis tributarios mexicanos del río Bravo, el Río San Juan de manera extraordinaria y la Presa Luis L. León. Las autoridades mexicanas llevaron a cabo evaluaciones técnicas sobre la disponibilidad de agua antes de comprometerse con esta entrega.
Sheinbaum subrayó la relevancia de proteger «el derecho humano» y el riego en zonas agrícolas. Comentó que «se hizo una revisión por parte de las áreas técnicas de cuánta agua hay disponible en las presas para poderlo conocer. Y después, vamos a decirlo, se entrega la cantidad de agua hasta donde se puede».
El Gobierno de México ha asegurado que el tratado sigue siendo beneficioso para ambos países, y por lo tanto, «no se considera necesaria su renegociación». México ha garantizado «los volúmenes de agua requeridos para garantizar la totalidad del consumo humano, aun en un escenario de un año con bajas precipitaciones».
Las medidas adoptadas tienen como objetivo reducir de forma considerable el déficit potencial en las entregas de agua del río Bravo. Sin estas acciones, el déficit sería el más grande registrado en la historia para un primer ciclo desde que se firmó el Tratado de 1944.