Michelin España y Portugal (Mepsa) ha decidido seguir adelante con una inversión anual que ronda los 100 millones de euros en sus cuatro instalaciones productivas en España. Y lo hace en medio de los «momentos complicados» que vive la industria automotriz, según lo expuesto por la directora general, Mari Paz Robina. Este anuncio se realizó durante una visita a las instalaciones de Michelin en Aranda de Duero, Burgos, donde también estuvo presente la consejera de Industria, Comercio y Empleo de la Junta de Castilla y León, Leticia García.
Robina ha remarcado que las fábricas de la multinacional en Valladolid y Aranda de Duero son «puntos de referencia» en diversos aspectos: innovación, digitalización y compromiso. Estas plantas generan alrededor de 3.800 puestos de trabajo directos. De ellos, 3.000 corresponden a contrataciones directas por parte de Michelin y 800 son de empresas subcontratadas, lo que enfatiza su importancia en el sector laboral local.
La presidenta del grupo en España ha señalado que el escenario actual de la automoción es «complejo», dado que se enfrentan a la competitividad de otras regiones del planeta. Robina ha indicado que las empresas europeas lidian con dificultades ocasionadas por factores económicos, costos y absentismo, lo que impacta en su habilidad para mantener su posición en el mercado.
En sus declaraciones, Robina ha afirmado que «cada año que pasa vemos que perdemos competitividad debido a múltiples factores: económicos, de coste, de absentismo… Hay un sinfín de elementos que se están sumando y estamos experimentando una notable entrada de productos de otros continentes, principalmente asiáticos, que están invadiendo los mercados europeos y que dificultan cada vez más nuestra presencia allí». Este fenómeno amenaza la capacidad de las fábricas europeas para competir de manera efectiva.
La crisis arancelaria también se tocó en la conversación. Robina mencionó que, aunque aún no se ha llevado a cabo un análisis detallado sobre su impacto, está claro que esto tendrá consecuencias. Aun así, las fábricas españolas de Michelin no dependen considerablemente del mercado estadounidense, lo que podría suavizar algunos efectos negativos.