Se trata de una generación diferente. Y su comportamiento ha quedado reflejado en el último mes de turbulencias en los mercados. Frente aquellos que se han vuelto ultradefensivos, los jóvenes inversores han apostado por arriesgar en Bolsa. Al menos así lo demuestran los datos de Robinhood, una de las aplicaciones para operar en Bolsa más populares entre estos amantes de las nuevas tecnologías.
Según los datos de la empresa, el número de nuevas cuentas se duplicó durante el flash crash vivido por los mercados el pasado 24 de agosto. De hecho, el 65% de los clientes de la aplicación compraron acciones durante esa jornada, haciendo frente al pánico del mercado.
Lo mismo ocurrió con las operaciones a través de otras plataformas que han logrado hacerse con el control de este colectivo en los últimos meses. Degiro, por ejemplo, es una de las más conocidas en el sector, y ha logrado duplicar el número de usuarios en Europa en solo un año, hasta los 70.000. Hace solo unos días, lanzó su marca en EEUU (Deziro).
El secreto del éxito de ambas plataformas está, entre otros motivos, en que no cobran comisiones por la operativa. Pero también por los nuevos hábitos del grupo al que se dirigen. Frente a los adultos más conservadores, que posiblemente lideraran los reembolsoso de 30.000 millones de dólares registrados por los fondos de renta variable la pasada semana según datos de BofA Merrill Lynch, los millenianns están dispuestos a asumir mayores riesgos en las inversiones, ven oportunidades en las caídas y, según recientes estudios, apuestan por compañías cotizadas tecnológicas, de las que conocen a la perfección su modelo de negocio y sus productos.
Largo camino para mejorar
Para hacerse con este perfil de cliente, las gestoras deben trabajar duro. Según el informe Generation Game: Savings for the New elaborado recientemente por BNY Mellon y un equipo de estudiantes de la Saïd Business School, los proveedores de servicios financieros, como aseguradoras de vida, bancos y gestoras de activos, no están logrando conectar con la nueva generación.
En concreto, el estudio también indica que los millennials "tienen el doble de probabilidad de acudir a sus padres en busca de asesoramiento financiero (un 52%) que a la segunda fuente de información más popular, su banco (24%)". De hecho, el 59% de ellos afirman no haber visto productos dirigidos a gente como ellos.
Otro estudio de Wells Fargo demuestra que solo el 16% de los ‘millennials’ confirman que trabajan con un asesor financiero, menos de la mitad de la cifra que lo hace dentro del colectivo de la generación del babyboom.
Con estas perspectivas, parecen lógicas las ganas de buscar alternativas para mantener y captar a este perfil de cliente. Según datos recopilados por la firma Aite Group, al cierre de 2014 los activos de las start up digitales dedicadas al asesoramiento en EEUU se mantenía en 5.000 milllones de dólares. Y las previsiones apuntan a que al cierre de este año lo habrán triplicado hasta los 15.000 millones de dólares.
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