La agencia de medición de riesgos crediticios Moody’s modificó este viernes de estable a negativa la perspectiva de Austria, manteniendo la nota del país como emisor de deuda en Aa1, al constatar un deterioro de la solidez fiscal.
«Nuestra decisión de cambiar la perspectiva a negativa refleja la posibilidad de un debilitamiento sostenido y significativo de la solidez fiscal de Austria, lo que reflejaría una menor eficacia de la política fiscal que habíamos evaluado previamente», explica Moody’s en un comunicado.
El informe hace referencia al programa de consolidación presupuestaria adoptado este año por el Gobierno austríaco para reducir el déficit, que en 2024 se situó en el 4,7% del PIB. Además, recuerda que el pasado mes la Unión Europea abrió al país un Procedimiento de Déficit Excesivo (PDE).
Respecto a la evaluación de febrero de 2025, la agencia considera que las perspectivas fiscales y macroeconómicas se han deteriorado y que la consolidación estructural podría ser más débil de lo previsto. Entre los riesgos destaca la exposición a las políticas arancelarias de Estados Unidos, segundo socio comercial de Austria, que concentra el 8,5% de las exportaciones de bienes, equivalentes al 3,4% del PIB.
«Ahora esperamos que la carga de la deuda pública de Austria continúe aumentando en nuestro pronóstico base a mediano plazo, lo que hace necesaria una consolidación fiscal más ambiciosa para estabilizar la carga de la deuda o iniciar una trayectoria descendente», señalan los analistas de Moody’s.
La agencia estima que la deuda pública alcanzará un máximo histórico del 88,4% del PIB en 2030, frente al 81,4% registrado en 2024, mientras que advierte de que el gasto por envejecimiento poblacional y los costes de intereses podrían superar lo previsto.
El informe también subraya que «si bien Austria no es miembro de la OTAN, podría enfrentarse a una mayor presión de otros países de la Unión Europea para aumentar el gasto en defensa más allá de los planes actuales».
Por otro lado, la reafirmación de la calificación Aa1, la segunda mejor en la escala de Moody’s, responde a la «economía competitiva y próspera del país, junto con su sólida institucionalidad y gobernanza, y su fuerte capacidad de pago de la deuda».
Estas fortalezas se ven compensadas por el débil crecimiento tendencial del PIB, el nivel de deuda relativamente alto y la susceptibilidad a riesgos geopolíticos.
Moody’s prevé que la economía austríaca, tras dos años de recesión, crecerá apenas un 0,2% en 2025 y repuntará un 1% en 2026.
Este empeoramiento de perspectivas se produce pocos días después de que Scope Ratings alertara sobre un debilitamiento estructural de la economía y las finanzas públicas del país, mientras que Fitch rebajó en junio la nota de Austria un escalón, de AA+ a AA.