“Las rentabilidades de años anteriores nunca volverán”. Es una frase que los inversores llevan escuchando desde el inicio de la crisis, y ahora empiezan a ser conscientes de una realidad en la que los rendimientos de dos dígitos son ya cosa del pasado. Por eso, mirar más allá de los activos tradicionales se torna más importante que nunca, en un momento en el que además, factores como el aumento de la esperanza de vida obligan a buscar vías alternativas para conseguir rentas. 

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