El fabricante japonés cerró el primer semestre fiscal con pérdidas de 221.900 millones de yenes (1.200 millones de euros). Un bache que la marca atribuye a los costes de su reestructuración y a una caída del 6,8% en sus ingresos.
El golpe financiero abarca el periodo de abril a septiembre, los seis primeros meses del ejercicio fiscal 2025, según el informe publicado este jueves. Durante ese tiempo, Nissan registró también una pérdida operativa de 27.700 millones de yenes (156 millones de euros), un dato que refleja la magnitud del ajuste.
Un semestre cuesta arriba
Con una facturación de 5,6 billones de yenes (31.630 millones de euros), la compañía encadena un semestre de números rojos que, sin embargo, no ha hecho saltar todas las alarmas. Nissan asegura que su estrategia avanza según lo previsto y que los efectos de su reestructuración empezarán a verse en los próximos trimestres.
«Vamos por buen camino», aseguró Iván Espinosa, presidente y consejero delegado de Nissan, durante la rueda de prensa posterior a la publicación de resultados. Un mensaje que suena a manual de resistencia japonesa.
Recuperación en el horizonte
El fabricante espera recuperar sus gastos operativos antes del cierre del año fiscal nipón, en marzo de 2026. La previsión excluye el impacto de los aranceles estadounidenses, una variable que la compañía observa de cerca en su balance internacional.
El proceso de reestructuración de Nissan busca simplificar operaciones y mejorar la rentabilidad, un desafío que el grupo comparte con otros gigantes automovilísticos. En un contexto de transición hacia el vehículo eléctrico y presión regulatoria, el fabricante japonés afina su motor financiero mientras espera que el mercado vuelva a acelerar.
