El Estado de Noruega ha formalizado su vinculación con la aerolínea de bajo coste Norwegian Air Shuttle. Ahora es accionista tras un acuerdo que transforma la naturaleza de un préstamo previamente otorgado a la compañía. Este movimiento financiero establece que la mitad del préstamo concedido será reembolsado en efectivo, mientras que el remanente se convertirá en acciones de la aerolínea.
El préstamo original, ascendente a 1.200 millones de coronas noruegas —que equivale a 103 millones de euros—, fue proporcionado en 2021 durante un periodo crítico de reestructuración financiera de la compañía. Con este nuevo acuerdo, el Estado noruego adquirirá una participación del 6,37% en Norwegian. La ministra de Industria y Comercio, Cecilie Myrseth, destacó que «el acuerdo que hemos alcanzado con Norwegian le proporciona al Estado una ganancia significativa».
En los últimos años, Norwegian ha enfrentado serias complicaciones económicas. Los problemas se han visto exacerbados por la prohibición temporal de volar su flota de Boeing 737 MAX y los persistentes inconvenientes con los motores Rolls Royce, además de los impactos de la pandemia de coronavirus. Estas dificultades llevaron a la aerolínea a someterse a un doble proceso de reconstrucción financiera en Irlanda y Noruega, finalizando en mayo de 2021.
Durante este proceso de reestructuración, los acreedores de Norwegian acordaron renegociar una deuda inicial de 80.000 millones de coronas a un monto considerablemente menor, en torno a 16.000 y 18.000 millones de coronas (aproximadamente entre 1.571 y 1.768 millones de euros). Posteriormente, la aerolínea abandonó sus operaciones de larga distancia, enfocándose en rutas internas dentro de Noruega y conexiones entre los países nórdicos y destinos clave en Europa.
En el primer trimestre de este año, Norwegian registró pérdidas netas de 757 millones de coronas, lo que equivale a 65 millones de euros. Sin embargo, esta cifra señala una disminución del 16% comparado con el mismo periodo del año anterior. Este ajuste financiero es parte de los esfuerzos de la compañía para estabilizarse en el mercado tras años de desafíos económicos.
La adquisición de acciones por parte del Estado noruego se inserta en una estrategia para asegurar la estabilidad a largo plazo de Norwegian y proporciona al gobierno una participación directa en la aerolínea, lo que podría resultar beneficioso en futuros escenarios económicos. La intervención estatal subraya la relevancia de la aerolínea dentro del sector de transporte aéreo noruego, al tiempo que busca garantizar su viabilidad económica.
