Los últimos ejercicios vienen marcados por el riesgo político en las economías desarrolladas. Un ejemplo de ello fue el Brexit en junio de 2016, junto con la elección de Donald Trump en noviembre y el avance del populismo, como se pudo observar en las últimas elecciones a la presidencia de Francia. Por eso, desde Lombard Odier apuntan a que lo que queda de 2018 debería ser «más tranquilo en las economías desarrolladas a pesar de las negociaciones en curso sobre el Brexit y el riesgo de un período prolongado de incertidumbre en Italia». Sin embargo, la agenda política en las economías emergentes está relativamente ocupada y, desde su punto de vista, «vale la pena evaluar el impacto potencial de las distintas elecciones en dichas regiones», para ver dónde pueden encontrarse las oportunidades de inversión. Rusia La gestora suiza explica que hay pocas dudas sobre el resultado de estas elecciones. Desde su punto de vista, será interesante ver «cuán convincentemente se demuestra la victoria de Vladimir Putin dado que su administración se ha fijado un objetivo de ’70/70′ (es decir, obtener el 70% de los votos, con un 70% de participación)». En el plano económico, el ciclo de flexibilización probablemente «no haya terminado», analizan, así como los activos rusos «puedan ofrecer interesantes oportunidades de inversión», particularmente dado que «los fundamentales son sólidos» (un superávit en cuenta corriente, un déficit presupuestario bajo control, una reanudación de la inversión extranjera directa a pesar de sanciones y altos niveles de reservas que cubren más del 100% de la deuda externa en moneda extranjera).
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