El precio del oro ha superado por primera vez en la historia los 4.000 dólares por onza, consolidándose como el activo refugio por excelencia en un contexto global marcado por la incertidumbre económica y política.
Según datos de Bloomberg, minutos antes de las 4.00 horas de este miércoles el metal alcanzó la barrera de los 4.000 dólares, para situarse después en 4.034,65 dólares por onza a las 7.24 horas (5.24 GMT), su nuevo máximo histórico.
En lo que va de 2025, el oro se revaloriza un 51,75%, encaminándose hacia su mejor ejercicio desde 1979.
Un refugio frente a la incertidumbre global
El repunte del oro se ha visto impulsado por las compras masivas de los bancos centrales, la debilidad del dólar y la persistente inestabilidad política y geopolítica.
En las últimas horas, el mercado ha reaccionado al riesgo de cierre parcial del Gobierno estadounidense y a la crisis política en Francia, donde el presidente Emmanuel Macron ha dado hasta el próximo miércoles al primer ministro en funciones, Sébastien Lecornu, para negociar una «plataforma de acción» que permita estabilizar el país.
Compras de bancos centrales
Algunos expertos señalan que la fuerte subida del oro se debe a las compras de bancos centrales de mercados emergentes, que están reduciendo su exposición al dólar.
También destacan que el oro y los metales preciosos están teniendo grandes alzas, reflejo del temor a una guerra arancelaria, así como de los conflictos en Ucrania y Gaza.
La visión de los analistas
Los analistas de Bank of America ya habían elevado semanas atrás su precio objetivo del oro a 4.000 dólares, anticipando el impacto de la presión inflacionaria, los aranceles, las tensiones geopolíticas y el déficit estructural de Estados Unidos.
Desde Deutsche Bank, los expertos mantienen una tendencia alcista, sustentada en la fortaleza de la demanda y la debilidad del dólar.
En la misma línea, los analistas de Julius Baer consideran que las expectativas de nuevos recortes de tipos por parte de la Reserva Federal (Fed) se han convertido en un factor clave que impulsa la demanda de oro y otros metales, como la plata.
Con este nuevo máximo, el oro reafirma su papel como indicador del nerviosismo global, en un año en el que los inversores buscan seguridad frente a un entorno de creciente volatilidad económica y política.