Pantano de San Juan, Madrid Pantano de San Juan, Madrid

Los 4 mejores planes para escapar del calor en Madrid

Si julio te ha pillado sin vacaciones, en Madrid y con demasiados grados encima, no todo está perdido.
Pantano de San Juan, Madrid

Quedarse en Madrid mientras medio país ya presume de chiringuito puede parecer una condena, pero la ciudad también tiene sus propios (y a veces inesperados) mecanismos de supervivencia veraniega.

Desde playas madrileñas de bandera azul, pasando por parques con piscinas naturales y spas para resetearte la vida. Aquí van algunos planes para refrescarte al salir del trabajo, aunque el mar esté a cientos de kilómetros.

La semana que viene haremos lo mismo para Barcelona, aunque allí lo tienen más fácil: basta con mirar al este para encontrar una playa. Aun así, si eres de los que no soportan la arena, las algas o la idea de meterse en agua salada con desconocidos, también tendremos propuestas frescas para ti.

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1. Sí, Madrid tiene playa (y bandera azul)

Puede que no tengas olas, pero a solo 70 kilómetros de la ciudad hay algo que se le parece mucho. El Pantano de San Juan es la escapada de manual cuando necesitas agua en estado salvaje: nada de piscina compartida ni manguerazo en el balcón. Aquí hay 14 kilómetros de orilla, 650 hectáreas de agua dulce y hasta bandera azul, como si estuviéramos en la costa.

El pantano está entre San Martín de Valdeiglesias y Pelayos de la Presa, y cada verano se llena de madrileños dispuestos a dejar atrás la oficina, la rotonda de Atocha y el ventilador del salón. ¿Qué hay? Baño, sol, calas tranquilas, chiringuitos y un catálogo completo de deportes acuáticos para los que no saben estarse quietos.

Del kayak al chuletón

En la Playa Virgen de la Nueva, la más popular, ondea desde 2018 la primera bandera azul de la Comunidad. Pero si lo tuyo es moverte más que flotar, también puedes alquilar un kayak, hacer wakeboard o incluso volar sobre el agua con flyboard (que básicamente es como ser Iron Man, pero en bañador). En Yucalcari Aventura o Wakea Experience tienen de todo para sudar con estilo. Y si vas con grupo, hay boat parties, paddle surf y otros planes de equipo.

Cuando te entre hambre —y te entrará— puedes probar suerte en alguno de los chiringuitos de la orilla, como el Merendero La Playa o el Mesón La Playa. Aunque si vas en coche, merece la pena hacer una parada en el Mesón del Puerto, junto a la M-501. Famoso por su chuletón de carne de Ávila, te reconcilia con la vida aunque hayas pasado media hora buscando aparcamiento.

Pantano de San Juan :: Shutterstock

2. Las Berceas

Un parque recreativo de 30 hectáreas con dos piscinas naturales (vale, hoy llevan cloro, pero mantienen la temperatura gélida de cuando se alimentaban directamente del arroyo). El entorno es de postal: césped para plantar la toalla, zonas de picnic para el tupper o el bocata, un bar para los que no se trajeron nada y hasta duchas, vestuarios y enfermería por si te da por hacerte el valiente en las tirolinas.

Sí, tirolinas. Porque si te cansas de flotar, aquí también hay un parque de aventura entre árboles con 114 juegos y 33 tirolinas repartidas en siete circuitos para adultos y niños. Que esto es escapada, pero con extras.

¿Y cuánto cuesta el plan?

Entre semana, 9 euros por adulto (de 14 a 64 años), y 5 para niños (a partir de 5 años) o mayores de 65. Fines de semana y festivos, sube a 12 y 7 respectivamente.
A partir de las 17:00 h entre semana, te hacen un 50% de descuento (si no eres abonado).
También hay bonos de 10 baños (65€ adultos / 45€ reducida), y si eres abonado, el baño sale por solo 2,50€ (1,50€ la tarifa reducida).

Menores de 5 años y personas con más de un 65% de discapacidad no pagan, y si necesitan acompañante, este tampoco.

Piscinas Naturales Cercedilla Las Berceas :: Las Berceas

3. Presillas de Rascafría

En la otra cara de la sierra, el Valle de El Paular ofrece un plan más silvestre para los que prefieren el rumor de un río al chapoteo del cloro. Hablamos de Las Presillas de Rascafría, tres piscinas naturales formadas en el cauce del Lozoya que, además de estar rodeadas de praderas verdes perfectas para el pícnic, tienen el agua tan fría como cabría esperar de un río de montaña. Aquí no hay chorros, pero sí vistas directas al Pico Peñalara, y si no te atreves con el baño siempre puedes venir solo a estirar las piernas y llenarte los pulmones: es igual de bonito en invierno, cuando se cubre de escarcha y silencio.

El valle tiene mucho más que ofrecer además del chapuzón. Puedes hacer rutas a caballo, recorrerlo en bici o visitar lugares como el Monasterio de El Paular, el Puente del Perdón o incluso un yacimiento arqueológico donde se han encontrado restos de neandertales (sí, ellos también se vinieron a Rascafría antes que tú).

Las Presillas :: Rascafría

4. ¿Y si no sales de la M30?

Si este verano te toca quedarte en la capital o simplemente no tienes ganas de trenes, coches ni excursiones maratonianas, también hay planes refrescantes a tiro de metro. Madrid Río es uno de los mejores rincones urbanos para esquivar el asfalto ardiente sin abandonar la ciudad: entre chorros de agua, sombra de árboles y césped disponible para el picnic improvisado, puedes pasar la tarde sin derretirte.

Y si lo tuyo es más de terraza con copa bien fría, a solo unos pasos está La Terracería, un oasis junto a Matadero con vistas al Manzanares, sillas cómodas, sombrillas que se agradecen y una carta pensada para el verano. Vermús, cañas heladas y alguna que otra tapa para alargar la tarde sin prisas. Porque a veces el mejor plan es no moverse demasiado, pero hacerlo con estilo.


Madrid no tiene playa, pero sí tiene planes para sobrevivir al calor. Si no puedes escaparte, al menos puedes refrescarte. Y a veces, eso es más que suficiente.

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