Todo empezó en una consulta de podología. Entre historias de fascitis, jornadas interminables de pie y deportistas frustrados por el dolor, surgió una pregunta sencilla: ¿y si la biomecánica pudiera llevarse puesta?
Ese gesto cotidiano —ponerse un calcetín— se convirtió en la chispa que daría vida a Podoks, una startup de Alicante decidida a democratizar el cuidado clínico del pie.
La idea tomó forma en manos de un equipo de podólogos con más de dos décadas de experiencia. Querían trasladar al textil lo que antes solo se conseguía con vendajes funcionales o plantillas ortopédicas.
El resultado fue el primer calcetín biomecánico validado científicamente, capaz de reducir hasta un 25 % la presión plantar y aliviar hasta un 38 % el dolor por fascitis, un hito que marcó el diferencial de la compañía. Lo que nació como una solución puntual se convirtió pronto en una propuesta de salud accesible y escalable.
Premiada por tercer año
El salto llegó con el mercado. Farmacias, deportistas y profesionales que pasan horas de pie empezaron a adoptar el producto. La tracción llamó la atención de inversores y foros especializados.
Podoks fue elegida startup más invertible en Waykup Forum durante tres años consecutivos, un reconocimiento inusual por su consistencia y por la solidez clínica del proyecto . «Estamos construyendo algo con capacidad real de transformar un sector», afirma David Lucas, su CEO y cofundador.
Ese impulso llevó a la compañía a consolidar su hoja de ruta. Nuevos canales de distribución, validación científica continua y una estrategia internacional que sumó recientemente un aliado inesperado: el exjugador de la NBA José Manuel Calderón, hoy socio estratégico clave para abrir puertas en Estados Unidos y Europa.

La combinación de producto, evidencia y ambición situó a Podoks en el mapa global de la healthtech.
Mientras mantiene abierta una ronda de 600.000 euros —la última prevista en España—, la startup prepara el despegue hacia su siguiente fase: crecer fuera sin perder la esencia que la hizo nacer . Innovar desde un uso cotidiano para mejorar la vida de miles de personas. Ese ha sido siempre su norte.
El futuro que imagina Podoks es simple y ambicioso a la vez: que el cuidado del pie deje de ser un lujo clínico y se convierta en un gesto tan natural como calzarse por la mañana. «Si algo hemos aprendido —dice Lucas— es que las pequeñas decisiones diarias pueden cambiar cómo caminamos por el mundo».