El nivel de estrés en el mercado financiero se está manteniendo relativamente bajo, pese a la creciente volatilidad. Tal y como señalan en el último informe de Degussa, el índice de estrés del mercado financiero publicado por el Banco de la Reserva Federal de San Louis se situó en -0.997 a finales de octubre, bastante por debajo de su promedio a largo plazo. Sin embargo, los niveles de volatilidad de los precios de las acciones fueron del 19% a principios del presente mes, con un aumento del 24,7% a finales de octubre.
Lo que nos quiere decir el mercado con esto, tal y como destacan en Degussa es que los inversores están “bastante relajados” y no parecen esperar “contratiempos significativos”. A pesar de eso, también advierten que este tipo de índices no sirven para determinar lo que ocurrirá en el futuro en el mercado, simplemente miden el momento actual.
A pesar de ello, no deja de ser interesante, tal y como destacan en el estudio, el bajo nivel de estrés del mercado financiero viendo los últimos acontecimientos vividos. “Los inversionistas creen que los bancos centrales rechazarán con éxito cualquier crisis económica”, explican en Degussa. Es decir, que a pesar de la volatilidad en la renta variable y también en la fija, los inversores confían que los bancos centrales actuarán como salvavidas.
“Se podría argumentar que los inversores tienen la siguiente percepción: No debemos temer nada porque los bancos centrales han colocado una ‘red de seguridad’ permanente en los mercados”, comentan. Creen que el pensamiento predominante señala que, si los valores caen un 20%, los bancos centrales se apresurarán a bajar las tasas de interés de manera inmediata.
“Si esta percepción es correcta, no sorprende que el impulso de los inversionistas a comprar valores seguros se haya moderado. Tomemos por ejemplo la demanda de oro. El metal amarillo típicamente sirve como un refugio seguro en tiempos de crisis. Sin embargo, la demanda del oro se desalienta sistemáticamente”, explican los expertos de Degussa.
Sin embargo, en Degussa advierten de que si los bancos centrales tienen que luchar contra otra crisis crediticia arronjando cantidades de dinero cada vez mayores pueden terminar con una crisis monetaria mayor. “Una crisis monetaria significa que las personas pierden confianza la moneda. Por lo tanto, los bancos centrales podrían quedar atrapados entre la espada y la pared”, comentan.
2018-11-13 10:56:44