La startup estadounidense Allium Engineering, fundada por exalumnos del MIT, ha desarrollado un método revolucionario que podría cambiar la durabilidad de puentes a nivel mundial.
Consiste en recubrir el acero corrugado, el alma de muchas de estas construcciones, con una fina capa protectora de acero inoxidable. Esto lo hace resistente a la corrosión y promete triplicar la vida útil de estas estructuras. La promesa es reducir los costos de mantenimiento y los riesgos asociados al deterioro prematuro.
De este modo, las infraestructuras que hoy tienen una vida promedio de 30 años podrían llegar a durar 100 años o más. Este avance pone freno a un problema clave: el óxido en el acero. La corrosión es responsable del deterioro prematuro y el agrietamiento del hormigón.
La tecnología de Allium se integra fácilmente en las acerías sin cambiar procesos existentes. El resultado se ve y usa como acero común, pero dura mucho más.
Ya han producido unas 100 toneladas utilizadas en proyectos en California y Florida y ahora buscan expandirse rápidamente integrándose a otras fábricas. La implementación de este nuevo proceso supondría un ahorro significativo en los presupuestos asignados por los gobiernos a su conservación.
El potencial va más allá de los puentes. Esta tecnología también podría usarse en vías férreas, vigas o tuberías y acabaría con la corrosión en este tipo de infraestructuras críticas.