Todo empieza con una imagen incómoda: profesionales sanitarios agotados, estudiando de madrugada tras una guardia. Ese «sacrificio silencioso» fue la chispa que llevó a David Merino Palacios a replantear un sistema que parecía inamovible. ¿Por qué la formación —base de la calidad asistencial— sigue recayendo en el bolsillo y el tiempo libre de quienes sostienen la sanidad?
La idea tomó forma en 2018 con Qeres Formación, una escuela que nació para democratizar el acceso al conocimiento y combatir la pseudociencia en un sector saturado de información contradictoria.
Su propuesta es directa: que actualizarse no sea un gesto heroico, sino una herramienta estructural de cualquier centro sanitario. Hoy más de 22.000 profesionales se forman con la plataforma en 13 países, con más de 100 programas acreditados.
Cambio de modelo
El salto llegó cuando identificaron el verdadero problema: no era la falta de cursos, sino un modelo que convertía la formación en un gasto privado. Qeres decidió invertir la lógica.
Propusieron que las instituciones asumieran la actualización de sus equipos como parte de su estrategia de calidad y retención. Un movimiento que empezaron a validar hospitales, clínicas y mutuas que veían crecer la rotación y el desgaste emocional entre sus plantillas.
La consolidación llegó con datos. El burnout afecta ya al 24% de los médicos españoles y los sanitarios destinan hasta un 20% de su salario anual a formarse. Cambiar esa dinámica no es solo bienestar; es economía.
Nuevo ecosistema
Qeres lo entendió y creó un ecosistema con universidades, colegios profesionales y empresas sanitarias para diseñar itinerarios acreditados que se integran en las políticas internas de recursos humanos. Más de 35 clínicas ya reportan mejoras en retención y estabilidad.
El impacto va más allá de los cursos online. La compañía defiende que cuidar al profesional es cuidar la economía del sistema, en un contexto donde reemplazar a un sanitario puede costar entre el 50% y el 200% de su salario anual.
Su propuesta convierte la formación en un activo estratégico que impulsa calidad asistencial, eficiencia y motivación. Qeres no vende títulos; construye estructuras que permiten trabajar mejor.
De cara al futuro, Merino lo resume con claridad: «El conocimiento no debe depender del esfuerzo individual, sino ser parte de lo que sostiene la sanidad del mañana». Qeres Formación aspira a que aprender deje de ser una carga personal y se convierta, por fin, en un derecho integrado en la vida laboral de quienes cuidan de todos.