Todo empieza en casa. En el salón donde alguien quiere seguir durmiendo, comiendo y viviendo como siempre, aunque ya no pueda hacerlo solo. Ahí es donde entra Qida, una startup que ha construido su propuesta alrededor de una idea clara: cuidar mejor para vivir mejor, sin abandonar el hogar.
Qida nace en Barcelona en 2018 impulsada por Oriol Fuertes, con una mirada crítica al sistema tradicional de atención a la dependencia. La población envejece, los cuidados se precarizan y las familias se sienten solas. La empresa surge para ordenar ese caos con un modelo profesional, humano y sostenible.
Su propuesta combina atención domiciliaria personalizada, cuidadores formados y acompañamiento social continuo. Cada persona usuaria cuenta con un gestor social que evalúa, coordina y ajusta el servicio según evoluciona la situación. No es solo asistencia: es seguimiento y cuidado integral.
El salto llegó cuando Qida entendió que la tecnología debía estar al servicio de las personas. La digitalización de procesos, la trazabilidad del cuidado y la coordinación con familias y administraciones permitieron escalar el modelo sin perder calidad. Crecieron sin deshumanizar.
En toda España
Hoy, Qida opera en varias comunidades autónomas, trabaja con miles de cuidadores y atiende a decenas de miles de familias. Colabora con servicios públicos de ayuda a domicilio y con el sistema sociosanitario, demostrando que el cuidado en casa puede ser una solución estructural, no un parche.
En 2025, la compañía reforzó su estructura con la entrada de nuevos inversores, en una operación que respaldó su hoja de ruta y su ambición de crecimiento. Pero el capital no cambió el rumbo. Solo aceleró una visión que ya estaba clara: construir la referencia en atención domiciliaria en el sur de Europa.
Ese compromiso se refleja en un hito poco habitual en el sector: Qida es la primera empresa de atención domiciliaria certificada B Corp en España. Un sello que avala su impacto social, el cuidado del empleo y una forma distinta de hacer empresa en un sector históricamente invisibilizado.
Mirando al futuro, Qida quiere seguir creciendo sin perder el contacto con lo esencial. Más hogares, más profesionales, más colaboración pública. Pero la misma escena inicial. Una persona en su casa, bien cuidada, sintiéndose acompañada. Porque para Qida, cuidar no es solo un servicio: es una responsabilidad social.