El comienzo de 2025 ha traído consigo cambios significativos en las nóminas de los trabajadores, a raíz de una triple subida en las cotizaciones. Estas modificaciones son parte de la última reforma de pensiones, que tiene como objetivo aumentar los ingresos para cubrir el coste de las jubilaciones de la generación del ‘baby boom’.
Uno de los cambios más destacados es la subida del Mecanismo de Equidad Intergeneracional (MEI), que eleva la cotización en un 0,8% sobre todos los salarios.
El MEI, que fue introducido en 2023, está diseñado para asegurar la sostenibilidad del sistema de pensiones. La cuota ha subido del 0,6% al 0,8% en 2025, y se prevé que llegue al 1,2% al final de la década. Este aumento progresivo impactará tanto a las empresas como a los empleados, quienes aportarán respectivamente el 0,67% y el 0,13% de cada nómina.
Además, se han revisado las bases de cotización, tanto mínimas como máximas. La base máxima ahora asciende a 58.900 euros anuales y, por tanto, afecta al importe de las deducciones de la nómina.
El efecto de estas medidas no se limita solo al MEI. Se ha establecido una «cuota de solidaridad» para los ingresos que exceden la base máxima de cotización. Esta cuota, de carácter «redistributivo», busca generar ingresos adicionales para las pensiones futuras sin incrementar la base reguladora de las mismas. Así, los trabajadores con altos ingresos verán un porcentaje de su salario destinado a esta cuota, que aumentará progresivamente hasta 2045.
La implementación de estas medidas ha llevado a una disminución en el salario neto de los empleados desde enero de 2025. Por ejemplo, un trabajador con un salario bruto de 1.500 euros al mes verá una deducción de 1,95 euros por el MEI, mientras que la empresa aportará 10,05 euros. En el caso de salarios más altos, el impacto es aún más marcado, reflejando la naturaleza progresiva de estas deducciones.