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En tiempos en los que la sostenibilidad ha dejado de ser un «extra» para convertirse en una necesidad y una ventaja competitiva, la economía circular ha pasado de ser una utopía verde a una realidad empresarial en marcha.
Ya no se trata solo de reciclar, sino de rediseñar, reaprovechar, reparar y reimaginar lo que hasta ahora se consideraba desecho.
Desde tecnología hasta camisetas viejas, muebles usados o croissants sobrantes en una panadería, lo que antes terminaba en la basura ahora tiene una segunda y hasta una tercera vida.
El «usar y tirar» está en crisis, sustituido por un nuevo ciclo en el que el residuo es recurso y la innovación se mide tanto en producto como en propósito.
Un modelo que gana terreno
A diferencia del sistema lineal de «producir, consumir, desechar», la economía circular propone un enfoque regenerativo: productos que duren más, puedan repararse, reutilizarse, revenderse o transformarse. Este cambio reduce la dependencia de materias primas vírgenes y limita la generación de residuos.
El interés no es solo ambiental, también económico. Con precios crecientes en materias primas, mayores costes de gestión de residuos y exigencias regulatorias, aprovechar lo existente se convierte en una estrategia empresarial.
Cada vez más compañías lo están entendiendo, desde grandes multinacionales hasta startups emergentes.
Economía circular empresarial
Samsung ha dado un paso firme en España con sus Eco Vans: furgonetas eléctricas que llevan técnicos a domicilio para reparar móviles y tablets. Además, ofrece kits de autorreparación y programas de reciclaje con incentivos.
Telefónica reacondiciona más de dos millones de routers y decodificadores al año, que redistribuye en su red. También incluye servicios de renovación y reacondicionamiento para dispositivos móviles destinados a empresas.
En la moda, Inditex ha lanzado la plataforma Zara Pre-Owned y mantiene acuerdos con Cáritas para transformar ropa usada, generar empleo social y evitar toneladas de residuos textiles. El objetivo es que este año todas sus prendas deberán fabricarse con materiales sostenibles o reciclados.
El upcycling, o suprareciclaje, también gana fuerza. Infinite Athletic transforma cuerdas de raquetas de tenis en ropa técnica, mientras otros diseñadores convierten retales y palets en prendas y muebles de diseño.
El desafío de optimizar recursos
El sector de la alimentación es otro frente clave. Too Good To Go conecta comercios con excedentes (panaderías, restaurantes, supermercados) con usuarios que compran «packs sorpresa» a bajo precio. Solo en España ha salvado millones de comidas.
Phenix ayuda a marcas y distribuidores a gestionar excedentes con donaciones o ventas con descuento bajo el lema «Cero desperdicio, 100% compromiso».
La vasca Oreka redistribuye alimentos de comedores corporativos hacia entidades sociales, mientras Refood convierte residuos orgánicos en pienso, compost o biogás. Desde Galicia, Essence Food transforma frutas y verduras fuera del estándar comercial en productos liofilizados de alto valor nutricional.
La circularidad también incluye compartir recursos. BlaBlaCar aplica este principio en movilidad al llenar asientos vacíos en coches particulares. Circular Market conecta empresas para reutilizar subproductos, maquinaria o embalajes. Mueblista impulsa la compraventa de muebles usados entre particulares y profesionales.
Regulación y rentabilidad
El marco normativo europeo impulsa esta transición. El Derecho a Reparar, en vigor desde 2024, obliga a fabricantes a garantizar repuestos y servicios de reparación asequibles, y será obligatorio en toda la UE a partir de 2026. En España, la estrategia España Circular 2030 busca reducir un 30% la generación de residuos y duplicar la reutilización de materiales.
Aunque los retos son significativos, desde rediseñar productos hasta educar al consumidor, cada vez más empresas comprueban que lo circular no solo es más sostenible, sino también más rentable. Reduce costes, fideliza a un consumidor más exigente y abre la puerta a nuevos negocios como la segunda mano, el reacondicionado o las suscripciones.
La economía circular ha dejado de ser una etiqueta en los informes de sostenibilidad. Hoy es un modelo que redefine cómo se produce, se vende y se consume. Desde Samsung hasta Too Good To Go, desde el textil hasta la alimentación, las empresas entienden que alargar la vida útil de un producto beneficia tanto al planeta como a su cuenta de resultados.