Reducir costes, mejorar la productividad y cuidar la calidad de la fruta. Esa es la triple promesa de Agrin’pulse, una joven startup agro que ha diseñado un robot pensado para recolectar fruta sin dañar ni al agricultor ni al producto.
Se llama AG-X y es un vehículo eléctrico con orugas capaz de moverse por terrenos irregulares, identificar fruta madura y recogerla con precisión. Actualmente se maneja por radiocontrol, pero el equipo trabaja para que funcione de forma completamente autónoma.
El campo habla, y Agrin’pulse escucha. A diferencia de otras soluciones agrícolas nacidas desde laboratorios, el AG-X se ha desarrollado directamente en diálogo con agricultores. Es robusto, fácil de manejar y adaptado al día a día del campo, no al de las ferias tecnológicas.
Además de recolectar fruta, el AG-X puede encargarse de tareas como tirar de trenes de palots, aplicar herbicida o transportar carga. El objetivo es sustituir el uso del tractor en trabajos repetitivos para liberar tiempo, reducir esfuerzo físico y optimizar recursos.
Uno de sus grandes logros es la precisión. La IA integrada permite al robot recolectar solo la fruta madura, sin dañarla, lo que mejora notablemente la calidad final. Al mismo tiempo, reduce el desperdicio y el uso innecesario de agua y productos químicos.
El equipo fundador lo forman Pau Palau, ingeniero electrónico con raíces familiares agrícolas en Lleida, y Jordi García, ingeniero naval con trayectoria en startups. Juntos han creado una empresa que quiere dignificar el trabajo en el campo con herramientas reales.
Ya están colaborando con universidades para incorporar talento joven y han ampliado su equipo con perfiles técnicos y de marketing, todos enfocados en acercar la tecnología al campo sin imponerla.
Por ahora, Agrin’pulse ha financiado su camino con recursos propios y servicios a terceros, pero ya ha validado su prototipo en campo. Ahora están abriendo una ronda de inversión de entre 300.000 y 400.000 euros para acabar el desarrollo, reforzar el equipo y lanzar las primeras unidades.
En paralelo, apuestan por un modelo de distribución a través de canales agrícolas tradicionales: distribuidores, talleres locales y servicio postventa cercano. Quieren ganarse la confianza del agricultor paso a paso, sin promesas vacías ni soluciones desconectadas de la realidad.
Si todo va bien, en 2026 abrirán una ronda mayor para industrializar el robot, construir una nave propia y producir hasta 100 unidades en los próximos años.
La startup estará presente en Al Andalus Innovation Venture, donde busca visibilidad, sinergias y, sobre todo, aliados que compartan su visión: un campo más eficiente, sostenible y humano, donde la innovación no sustituya, sino que alivie.