En 1848 se inauguró la primera línea de ferrocarril de la península ibérica, Barcelona-Mataró, un hecho que supuso el ingreso de España en la revolución industrial. Unos cuantos años después, en 1992, se estrenó la primera línea de alta velocidad ferroviaria: Madrid-Sevilla, que ha generado el acceso del país a otra revolución: la digital, la entrada de lleno en el siglo XXI y convertir a España en una de las locomotoras de la tecnología, del avance social y en un país referente en el mundo por su modelo de transporte eficiente y sostenible.
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