“El optimismo tras los buenos resultados trimestrales está dejando paso al ajuste en las valoraciones que debe seguir impulsando a la Bolsa china ”, explica Wang Yifa, jefe de macrotáctica del fondo Jiutai. “Hay muchas empresas que todavía no valen lo reflejado en sus cuentas de resultados”, concluye Wang. Este análisis, común entre los analistas chinos, hace prever que sigan subiendo las Bolsas. Hay muchos riesgos aunque, quizás, alguno ya está empezando a ser descontado. Cuando Estados Unidos suba los tipos de interés, nos comentan desde Jiuzhi Investments, quizás no varíe demasiado la cotización del yuan. La divisa china lleva cedido un 13% desde que Pekín decidiera devaluar en agosto de 2015. Pese a las recientes salidas de capitales, una situación que ya estaría bajo control, China continúa manteniendo una posición acreedora neta con el resto del mundo. Significa esto que, en los mercados de divisas del yuan, sigue habiendo una demanda muy superior a la oferta. Y, si las autoridades chinas permitiesen que su moneda fluctuase libremente, debería apreciarse (no depreciarse). Si Estados Unidos sube los intereses, el capital tendrá más incentivos para desplazarse hasta allí, lo cual explica la reciente fuga de fondos producida en las naciones emergentes como China. El ringgit de Malasia, por ejemplo, también cotiza estos días en niveles mínimos desde la crisis asiática del 98. Pero descontado este efecto de los tipos en Estados Unidos, como parece, el yuan chino no tiene margen ninguno para depreciarse mucho más. Es preciso recordar que la nueva administración americana está planteándose clasificar a China como país manipulador del tipo de cambio yuan/dólar. Esto, además de liberar algunas tensiones dentro del ámbito comercial, hace difícil ver al cruce en niveles superiores a 7. 
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