El Gobierno de Sudáfrica ha decidido impulsar un cambio normativo que permitiría la entrada de empresas extranjeras de internet satelital, como Starlink, la compañía de Elon Musk. La iniciativa ha provocado críticas del Congreso Nacional Africano (CNA), principal partido del Ejecutivo de coalición.
Uno de los principales obstáculos regulatorios para Starlink ha sido la exigencia legal que obliga a los inversores extranjeros en telecomunicaciones a ceder un 30% del capital a empresas locales vinculadas a comunidades vulnerables, incluidas personas negras, mujeres y jóvenes.
Este requisito ha frenado la concesión de licencias y mantiene a la compañía a la espera de una decisión definitiva por parte del regulador sudafricano.
Obstáculos regulatorios y cambio legal
Solly Malatsi, ministro de Comunicaciones y Tecnologías Digitales, ha propuesto una modificación que permitiría a la Autoridad Independiente de Comunicaciones de Sudáfrica (ICASA) adaptar las normas vigentes. La propuesta introduce el «reconocimiento de programas de inversión con equivalente de capital» como alternativa al requisito del 30%.
Estos programas incluirían financiación de talento, infraestructura digital y desarrollo de pequeñas empresas, con el objetivo de ampliar el acceso a internet de alta velocidad sin alterar la estructura accionarial.
Tras recibir más de diecinueve mil aportaciones al borrador, Malatsi aseguró que el 90% respaldó la nueva orientación política, subrayando su impacto potencial en la conectividad. «La orientación política final refuerza la paridad regulatoria, sin favorecer a ninguna entidad», afirmó el ministro.
Críticas políticas y contexto internacional
Pese a este respaldo, el CNA ha manifestado su «profunda preocupación» por la directiva, al considerar que excede las competencias del ministro y pone en riesgo la integridad del marco regulatorio de las TIC en Sudáfrica.
En el plano internacional, Starlink ya opera en más de veinte países africanos, alterando el mercado de las telecomunicaciones. En Sudáfrica, la aprobación de su licencia por parte de ICASA podría suponer un punto de inflexión en el acceso a internet.
El origen del borrador se sitúa en una reunión en la Casa Blanca entre Cyril Ramaphosa, presidente de Sudáfrica, y Donald Trump, entonces presidente de Estados Unidos. El encuentro abordó tensiones bilaterales y derivó en críticas públicas de Elon Musk a las leyes de propiedad sudafricanas, que calificó de «abiertamente racistas».
