China ha lanzado una fuerte acusación contra Estados Unidos, señalando la violación de un acuerdo arancelario clave alcanzado en mayo en Ginebra. Pekín denuncia que Washington ha implementado medidas de «supresión extrema», incluyendo controles a la exportación de chips y la cancelación de visados a estudiantes chinos.
El portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Lin Jian, afirmó que EE. UU. ha impuesto restricciones «unilaterales y sin fundamento». Entre ellas, la suspensión de venta de software de diseño de semiconductores y nuevos controles a chips de inteligencia artificial. China ha presentado una protesta formal, instando a Washington a «corregir sus acciones erróneas».
Ambas potencias habían pactado una tregua arancelaria de tres meses, donde EE.UU. redujo gravámenes del 145% al 30% y China del 125% al 10%. La idea era abrir la puerta a un acuerdo mayor, pero las tensiones se han recrudecido con una caída del 20% en importaciones estadounidenses de bienes chinos en abril. El secretario del Tesoro, Scott Bessent, reconoció que las negociaciones están «estancadas».
Se especula con una llamada entre Trump y Xi Jinping para desatascar la situación, aunque el asesor económico de la Casa Blanca, Kevin Hassett, aseguró que aún no hay una conversación programada. Pekín, sin embargo, ha respondido hoy que «no tiene información» sobre una posible llamada. Estas crecientes fricciones comerciales se suman a un ambiente de desconfianza política y estratégica, reflejado en recientes cruces de declaraciones.