Los espacios coworking suelen asociarse a cafeterías ajetreadas u oficinas compartidas, pero M25 Coworking Offices en Madrid propone una alternativa distinta. Su mezcla de diseño industrial, luz natural y una presencia constante de vegetación despierta de inmediato la atención de cualquier visitante.
M25 es una zona de trabajo para startups que, a su vez tiene una escuela de programación y una zona para eventos. Sus casi 900 metros cuadrados dan lugar a infinitas sinergias, dentro de lo que un principio, era un almacén de los años 60.
Sí, así es. El gran trabajo de 2BOLD lo hace parecer una obra moderna, pero la esencia industrial está presente en las placas metálicas, la altura del techo y los conductos de ventilación. El diseño combina tonos claros y oscuros que encajan a la perfección con cada ambiente del edificio.

Las zonas comunes actúan como el corazón de la comunidad: gradas de madera donde sentarse a conversar, mesas circulares que invitan a hacer una pausa, vegetación que transmite calma y se opone a la parte industrial del edificio Además, una de las características más notables es la iluminación natural que acompaña todo el ambiente.
La calma también encuentra su espacio. Las salas de reuniones están pensadas para bajar revoluciones: tonos neutros, sillas envolventes, un ambiente silencioso y un diseño minimalista que favorece la concentración. Son espacios que acompañan tanto la estrategia como la creatividad, ideales para conversaciones delicadas o decisiones importantes.

Polivalencia en su máximo esplendor. M25 se adapta a cualquier estado mental que necesite cada persona. Quien necesita foco encuentra cabinas y habitaciones cerradas. Quien quiere colaborar dispone de espacios semiabiertos con bancadas tapizadas. Y quien prefiere dinamismo tiene zonas abiertas donde las ideas fluyen al ritmo de un día de trabajo flexible.
La vegetación juega un papel clave en esta transición: organiza pasillos, define áreas, aporta intimidad natural y convierte el interior en un espacio casi doméstico. Es realmente importante la presencia de naturaleza, ya que desahoga el ambiente de unas oficinas que conllevan mucho estrés, tensiones y horarios apretados. De alguna forma, transmiten una energía positiva.

El corazón social del coworking se reconoce enseguida: una barra donde prepararse un café, mesas altas para conversaciones improvisadas y zonas abiertas donde es fácil encontrarse con alguien y terminar hablando de un proyecto nuevo.
El ambiente se mantiene activo, pero lejos del estrés. Una especie de movimiento constante y orgánico que no rompe la calma general del lugar.
Este equilibrio entre energía y serenidad es lo que convierte a M25 en algo más que un espacio de trabajo. En lo que antes fue un almacén en desuso, hoy conviven profesionales, estudiantes y emprendedores que encuentran un punto de encuentro para la nueva generación digital.
