Trump endurece su pulso comercial y descontenta a las empresas

La guerra arancelaria con China se intensifica mientras grandes compañías y encuestas empiezan a darle la espalda al presidente.
Donald Trump, presidente de los Estados Unidos. Donald Trump, presidente de los Estados Unidos.
Donald Trump, presidente de los Estados Unidos.

El Gobierno de Donald Trump espera cerrar pronto acuerdos comerciales con la mayoría de los países a los que aplicó gravámenes, mientras la guerra comercial provocada por su política arancelaria agresiva se traduce en un enfrentamiento con China que empieza a causar nerviosismo en las empresas y a afectar a la aprobación del mandatario republicano.

En Washington, se ha impuesto un arancel del 10% a las importaciones de casi todos sus socios hasta principios de julio, justo cuando se acaba la pausa en los aranceles más altos que Trump ha denominado «recíprocos». Con estos aranceles, busca lograr acuerdos favorables mientras continúa presionando a Pekín, al que también le impone un gravamen del 145%.

Además, EE.UU. aplica otros aranceles, como los del acero y el aluminio, que son del 25%. El pasado viernes, la Casa Blanca justificó esta estrategia con los resultados de una empresa de productos derivados de estas materias, Ellwood Group, que vio un aumento intertrimestral de ventas del 30%.

Sin embargo, la comunidad empresarial estadounidense se muestra bastante inquieta. Una encuesta reciente entre más de 300 consejeros delegados, publicada por la revista Chief Executive, evidencia su desacuerdo con los aranceles y las previsiones conservadoras de las grandes empresas cotizadas.

Por ejemplo, Delta, la primera aerolínea en ofrecer resultados de este sector tan afectado por la economía, multiplicó por seis sus beneficios. Pero curiosamente, retiró sus pronósticos anuales citando la incertidumbre provocada por los aranceles. Su CEO, Ed Bastian, criticó abiertamente «las escaramuzas» comerciales de EE.UU. Un sondeo realizado por medios estadounidenses sugiere que la política arancelaria de Trump está impactando negativamente en su popularidad, con sus peores índices de aprobación económica desde que es presidente: un 55 % desaprueba su gestión en esta materia y un 60 % expresa insatisfacción con su manejo de la inflación.

La guerra comercial, ahora centrada entre EE.UU. y China, ha llevado al presidente chino, Xi Jinping, a visitar varios países del Sudeste Asiático esta semana para fortalecer lazos. Durante este recorrido, firmó un centenar de acuerdos de cooperación con Vietnam, Malasia y Camboya. Estos países, que sufren algunos de los aranceles «recíprocos» más altos de EE.UU. y son clave en la cadena de suministro del país, son miembros de la Asociación de Estados del Sudeste Asiático (ASEAN), que se ha comprometido a no tomar represalias, a diferencia de Pekín.

Poco se ha revelado sobre las negociaciones de EE.UU., pero Vietnam, que se enfrenta a un arancel del 46%, anunció el viernes que está «listo para negociar» tras una reunión entre su Gobierno y el Consejo Empresarial EE.UU.-ASEAN, donde concluyeron que sus economías «se complementan», no «compiten».

Trump aseguró esta semana que está conversando con representantes chinos para alcanzar un acuerdo en las próximas semanas. Sin embargo, su homólogo chino mantiene los aranceles del 125% a EE.UU. y ha tomado otras medidas, como vetar la entrega de aviones Boeing. La semana pasada, Washington movió otra pieza en este ajedrez comercial, imponiendo aranceles a los buques construidos y operados por China que lleguen a puertos de EE.UU., como parte de una estrategia cada vez más agresiva.

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