Las negociaciones comerciales entre Estados Unidos y sus principales socios avanzan con lentitud. A falta de una semana para que expire el plazo fijado por la Casa Blanca, crece la expectativa de una prórroga hasta septiembre, como ya ha deslizado el Gobierno de Washington.
Estados Unidos había marcado el 9 de julio como fecha límite tras la moratoria de 90 días sobre los llamados «aranceles recíprocos». El presidente Donald Trump advirtió que no ampliará el plazo si no se logran pactos, y amenazó con reactivar las tarifas contra quienes no negocien «de buena fe».
«Tenemos países que están negociando de buena fe, pero deben entender que si no cruzamos la meta porque son recalcitrantes, entonces podemos regresar a los niveles del 2 de abril», señaló Scott Bessent, secretario del Tesoro.
Trump ha reiterado que prefiere «mandar una carta a esos países de que pueden comerciar con EE UU. y pagar un 20, 40 o 50 por ciento» antes que extender la tregua arancelaria.
En ese contexto, el pacto con la Unión Europea podría limitarse a un acuerdo marco, dada la falta de consenso sobre cuestiones fiscales y tecnológicas.
El acuerdo firmado por la OTAN para elevar al 5% el gasto en defensa suaviza parte del descontento estadounidense frente al superávit comercial europeo, que alcanzó los 236.000 millones de dólares en 2024.
Con México, la Casa Blanca ultima un sistema de cuotas de acero que evitaría el arancel del 50 %. Las referencias se tomarán de los envíos realizados entre 2015 y 2017. En el caso de Canadá, las conversaciones se retomarán tras la retirada del impuesto digital previsto.
China y EE.UU. ya han cerrado un preacuerdo para reducir los aranceles mutuos, y Pekín ha anunciado que «revisará y aprobará» solicitudes de exportación de bienes estratégicos como las tierras raras.
El escenario con India sigue rodeado de incógnitas, pese al tono optimista de Trump. En cambio, las negociaciones con Japón se estancan. El mandatario estadounidense insiste en mantener un arancel del 25% a los coches nipones, lo que Tokio considera inaceptable.
Las señales apuntan a una prolongación del calendario negociador, ante un escenario global cada vez más fragmentado y con tensiones comerciales en aumento.