Donald Trump ha vuelto a colocar a TikTok en el centro del debate político y empresarial. En un mitin celebrado este fin de semana, el presidente aseguró haber encontrado ya un comprador para la filial estadounidense de la aplicación, y prometió revelar su nombre en un plazo máximo de dos semanas.
«Ya tengo al comprador. Es muy rico y muy conocido. Lo anunciaremos pronto», afirmó Trump ante sus seguidores, aunque sin ofrecer más detalles sobre la supuesta operación.
La declaración llega semanas después de que el Congreso aprobara una ley que obliga a ByteDance, la matriz china de TikTok, a vender sus operaciones en Estados Unidos o enfrentarse a una prohibición total de la plataforma a partir de 2025.
Un nuevo giro en plena campaña
La afirmación de Trump genera nuevas tensiones en el ya complicado escenario geopolítico y regulatorio en torno a TikTok. Desde su primer mandato, el republicano ha señalado a la aplicación como una amenaza para la seguridad nacional, acusándola de facilitar el acceso del Gobierno chino a datos de usuarios estadounidenses.
La administración Biden también ha respaldado el veto legislativo, aunque sin concretar el proceso de venta. Trump, que ya intentó forzar una venta de TikTok a empresas como Microsoft u Oracle, ahora sostiene que ha logrado cerrar personalmente un acuerdo para resolver la situación.
Por ahora, ni ByteDance ni el Departamento del Tesoro —encargado de evaluar las operaciones extranjeras en sectores estratégicos— han comentado las declaraciones de Trump. Tampoco hay confirmación sobre si el supuesto comprador cumple con los criterios exigidos por la nueva legislación.
En los últimos meses, varios grupos inversores y fondos tecnológicos han sonado como posibles interesados en adquirir TikTok EE. UU., aunque ninguna oferta ha trascendido de forma oficial.
La decisión de Trump combina elementos económicos y políticos. Por un lado, busca reforzar la narrativa de protección de los datos de ciudadanos estadounidenses frente a empresas extranjeras. Por otro, se presenta como un mensaje de autoridad frente a China, justo en un momento de tensiones comerciales y tecnológicas crecientes.
Si se concreta, la venta de TikTok representaría uno de los movimientos corporativos más relevantes del año y marcaría un nuevo capítulo en la relación entre la Casa Blanca y las plataformas digitales globales.