Las reservas turísticas en Francia han crecido entre un 5% y un 16% este verano respecto a 2024, según la región, consolidando una tendencia al alza que comenzó en los primeros meses del año, cuando las llegadas internacionales y los ingresos turísticos aumentaron un 8%.
Nathalie Delattre, ministra de Turismo francesa, confirmó estas cifras en una entrevista con France Info, en la que recordó que 2024 ya fue un año récord, con más de 100 millones de turistas extranjeros y unos ingresos de 71.000 millones de euros.
Delattre se mostró convencida de que se puede alcanzar el objetivo de 100.000 millones de euros en ingresos turísticos para 2030, marcado por el primer ministro François Bayrou.
Para ilustrarlo, comparó con España, que alcanzó 126.000 millones, pese a tener, según sus palabras, una oferta turística comparable.
«Francia se ha convertido en un país de paso. No logramos fijar a los turistas como deberíamos», advirtió la ministra. En su opinión, es necesario reforzar la promoción de zonas rurales, muchas de ellas ricas en patrimonio, turismo deportivo y actividades al aire libre como el ciclismo, muy demandado por los visitantes internacionales.
Delattre reconoció que España e Italia son competidores serios y criticó cierta autocomplacencia histórica en Francia: «Durante años creímos que teníamos una renta eterna y nos dormimos en los laureles».
Reclamó retomar la proyección internacional, aprovechando el impacto global de eventos como los Juegos Olímpicos de París, vistos por 5.000 millones de personas, o el Tour de Francia.
Ante las críticas por saturación turística, la ministra negó que en Francia exista un problema de turismo masivo comparable a Barcelona, aunque sí reconoció picos estacionales en lugares como Montmartre.
Para resolverlo, propuso una desestacionalización del turismo y una gestión descentralizada de los flujos, donde los ayuntamientos regulen aspectos como el número de días de alquiler de apartamentos turísticos.
Respecto a los cruceros, abogó por adaptar el tamaño de los barcos a la capacidad real de cada ciudad para evitar el colapso puntual de infraestructuras.