Durante el pasado 2024, la Unión Europea (UE) redujo su inversión en productos energéticos en un 16,2% respecto al año anterior. Según las cifras de Eurostat, los países de la UE destinaron 375.900 millones de euros a este tipo de bienes y servicios, con Estados Unidos y Noruega como proveedores relevantes.
El gas natural licuado (GNL) registró «un descenso considerable en valor (-39,1%) y en volumen (-15,1%) frente a 2023», según el informe de Eurostat. A su vez, «se apreció un comportamiento paralelo en el gas natural en estado gaseoso, con una bajada del 30,2% en valor y un 4,4% en volumen». Esta contracción afectó tanto al desembolso total como a la masa neta de importaciones.
Las entradas de petróleo también evidenciaron una merma del 4,7% en valor y del 2,4% en volumen. Estados Unidos, Noruega y Kazajistán destacaron como principales aliados de la UE en estas compras, mientras que Estados Unidos sobresalió en el GNL, con un 45,3% del total.
Noruega suministró el 45,6% del gas convencional que llegó a la UE, y Argelia se ubicó en segundo lugar con un 19,3%.
Destaca el papel de Rusia como proveedor. Pese a las tensiones y sanciones por la guerra con Ucrania, el país soviético fue el segundo proveedor de la UE de gas natural licuado y el tercero en su formato convencional.
La contención del gasto y la reducción en el volumen de importaciones de recursos energéticos podrían representar un giro en la estrategia del bloque, impulsando una mayor eficiencia y priorizando opciones sostenibles en contra de la política anunciada desde EE.UU.