La Comisión Europea ha propuesto aplicar aranceles a importaciones de Estados Unidos por valor de 72.000 millones de euros como parte de su segundo paquete de represalias ante los gravámenes del 30% anunciados por el presidente Donald Trump. La medida se activará si no se alcanza un acuerdo negociado antes del 1 de agosto.
Este nuevo paquete se suma a la primera respuesta del bloque, que afecta a importaciones por 21.000 millones de euros. En total, las contramedidas europeas impactarían sobre más de 90.000 millones en productos estadounidenses vendidos a la UE.
Bruselas ha seleccionado los productos según tres criterios: la posibilidad de reequilibrar el impacto comercial, la existencia de alternativas de suministro y el riesgo de deslocalización productiva. El documento debe recibir ahora el visto bueno de los Estados miembros, aunque su aprobación es el escenario más probable.
Más del 70% del volumen de represalias afectará a bienes industriales. Entre ellos destacan:
- Aeronaves: 11.000 millones de euros
- Maquinaria: 9.500 millones
- Automóviles: 8.000 millones
- Productos químicos y plásticos: 7.700 millones
- Equipos médicos: 7.600 millones
- Equipamiento eléctrico: 6.100 millones
- Instrumentos de precisión: 5.000 millones
Otros artículos que podrían verse gravados incluyen motores, acero, aluminio, instrumentos musicales, relojes, barcos, juguetes, ropa, pipas o incluso «jukebox».
También habrá un impacto importante en productos agrícolas por más de 6.500 millones de euros, especialmente en:
- Frutas y verduras: 2.000 millones
- Bebidas alcohólicas (incluido el whisky bourbon): 1.300 millones
- Chocolate, especias, café, cacao, huevos, pescados y mariscos
El valor inicial de este segundo paquete era de 95.000 millones, pero fue reducido tras un periodo de consultas que generó 550 observaciones. El objetivo sigue siendo evitar una guerra comercial abierta, pero los contactos recientes entre Bruselas y Washington aún no han dado frutos.
Maros Sefcovic, comisario de Comercio, ha intensificado los contactos con sus homólogos estadounidenses, incluyendo conversaciones con Howard Lutnik y Jamieson Greer, para explorar vías de acuerdo.