Estímulo fiscal, inversión en infraestructuras, reducción de la regulación empresarial… ‘Música celestial’ para las corporaciones estadounidenses que se refleja en su cotización y en una Wall Street imparable ante las ‘promesas’ de Donald Trump. Impacto positivo que, en menor medida, se espera se extienda al resto del planeta, no en vano, Estados Unidos es su principal motor económico… Con todo, más allá de estas ‘grandes esperanzas’, la retórica de proteccionismo del republicano, así como su paradójica postura ‘antiglobalización’, preocupa a no pocos expertos. Y es que, más allá del impulso a la actividad que supongan sus medidas, el temor a una ‘guerra comercial’ y el recuerdo constante de que las compañías norteamericanas han sido las más beneficiadas de la globalización, trae a la cabeza de los expertos la temida recesión. “Si el programa dirigido a favorecer el crecimiento se traduce en mayor proteccionismo y en un déficit público mayormente no financiado, el resultado mermaría las posibilidades de mejora macro dentro y fuera de las fronteras de Estados Unidos. Y, naturalmente, los beneficios indirectos del estímulo fiscal resultarían limitados. Los efectos colaterales negativos afectarían principalmente al resto del mundo, en especial a las economías emergentes”, apuntan desde Nordea. Por otro lado, no podemos olvidar que aunque Trump lo está plasmando en medidas concretas (fin del TPP, muro con México, acusaciones a China o Alemania de beneficiarse de una divisa débil…), la idea de poner a ‘América primero’ se puede trasladar a otros países cambiando la primera palabra de la frase. El caso más claro es Reino Unido y su decisión de salir de la Unión Europea (UE), o el avance del denominado populismo en la Zona Euro, con Le Pen en Francia o el Movimiento Cinco Estrellas (M5S) en Italia. Witold Bahrke, responsable de estrategia macroeconómica del banco sueco, recuerda que gracias a la globalización en las últimas décadas “se han derribado muchas barreras y fronteras, lo que ha generado muchos ganadores en términos de comercio y finanzas. Pero el cambio también ha dejado fuera a grandes sectores de la clase media occidental. Como consecuencia, el mundo está asistiendo al renacimiento de un capitalismo más controlado (…) No se trata simplemente de proteccionismo, sino de la dificultad de poner en marcha acuerdos comerciales a gran escala”. Considera este experto que más allá del bajo crecimiento, o las tendencias políticas actuales, “la desglobalización es una tendencia no un intermezzo y claramente dejará su huella en el comercio global”. Coincide Michael O’Sullivan, director de inversiones en el departamento de banca privada y gestión de patrimonios de Credit Suisse, al señalar que “la globalización es la fuerza económica más poderosa de los últimos 70 años, pero 2016 podría pasar a la historia como el funesto año en el que llegó a su fin”.
hemeroteca