Comprar en plataformas de segunda mano es cómodo, rápido… y un campo minado. ¿Te suena eso de pedir un móvil y recibir un pisapapeles? ¿O vender algo y que te reclamen con un vídeo sospechoso? Justo ahí entra VeoPago, una startup sevillana que quiere acabar con estos líos de una vez por todas.
Su propuesta: un sistema de videoverificación certificada que protege tanto a compradores como a vendedores. Porque los típicos vídeos caseros ya no bastan, y los sistemas de protección de muchas plataformas no saben bien a quién creer cuando hay una disputa. —Y como seguro ya sabes, normalmente, pierde el vendedor—.
Con VeoPago, el proceso es distinto. El comprador paga, pero el dinero queda en pausa. El vendedor envía el producto en un embalaje especial, con precinto codificado que coloca la mensajería. Al recibirlo, el comprador tiene 48 horas para grabar un vídeo con la app enseñando que todo está en orden. Si es así, se libera el pago. Si no, se revisa la prueba.
El objetivo es evitar los cambiazos, las reclamaciones falsas y los dramas clásicos del «yo mandé una cosa, tú dices que otra». Todo queda grabado y certificado. Y si hay dudas, incluso se analiza el embalaje original.
«Más del 60 % de la gente ya graba vídeos al enviar o recibir productos. Pero no sirven de mucho si son manipulables. Queríamos una herramienta con validez legal que realmente resolviera disputas», explica Antonio Jiménez, CEO de VeoPago.
Y nada de procesos lentos o centros de verificación físicos con colas y expertos revisando a mano. Aquí todo es más directo, escalable y digital. Además, la app ofrece envíos en 24-48h, atención real (sí, por WhatsApp y sin bots) y hasta descuentos para deportistas en Strava.
VeoPago nació con el capital de uno de los fundadores, curtido en el mundo del ecommerce, y pronto fue seleccionada por Andalucía Open Future. Ganaron el Premio Nacional de Ideas Tecnológicas del Ministerio de Industria y ya han levantado 275.000 euros en inversión.
Con más de 20.000 usuarios, están en conversaciones con varios marketplaces para integrar su sistema. Porque sí, esto va más allá de una simple app: quieren convertirse en el nuevo estándar de confianza en la segunda mano.
«En un futuro cercano, nadie va a fiarse solo de valoraciones o fotos. Las plataformas que ofrezcan garantías reales serán las que se lleven el gato al agua», apunta Jiménez.
Y si eso significa dejar de sufrir por estafas, cambiazos y disputas eternas… que venga el futuro.