La última actualización del Ford S-Max, que llegó al mercado hace poco más de un año, se fabrica en la planta valenciana de Almussafes sobre la plataforma del nuevo Mondeo y, respecto a la variante anterior, aporta numerosas mejoras, fundamentalmente en cuestiones de seguridad y confort. Este monovolumen grande, con 4,8 metros de largo y casi dos de ancho, destaca por un espacio interior sobresaliente pero, sobre todo, por la infinidad de configuraciones que se pueden realizar en función de las necesidades que tengamos de transporte de carga o pasajeros. Se puede solicitar con cinco o con siete asientos, todos ellos individuales, con sobrecoste de 750 euros más si optamos por la última alternativa. Y, en cualquiera de los dos casos, dispone de un comodísimo sistema eléctrico para abatir cada butaca independientemente, mediante unos botones situados en el maletero. Con todos ellos plegados, la superficie de carga que queda es completamente plana y enorme. En definitiva, es un coche ideal para familias numerosas o para quienes practican deportes que requieren mucho sitio para llevar el material: bicicletas, tablas de surf, esquís, etcétera. Hasta aquí una descripción genérica válida para cualquier versión de la familia Ford S-Max, pero hay que prestar una atención muy especial al modelo Vignale que probamos en estas páginas porque, además de todo eso, nos encontramos con un vehículo bastante exclusivo y lujoso, que se desmarca claramente del resto de sus hermanos. Trato preferente Vignale es la denominación que utiliza Ford para dar un carácter premium a determinados coches de su extensa gama. No se trata únicamente de equipamientos mejorados y terminaciones más lujosas; la idea es crear un concepto exclusivo tanto de producto como de servicio o, como les gusta decir a sus directivos, “una experiencia diferente para el consumidor”. Para ello, los modelos Vignale reciben un trato preferente desde el mismo momento de su fabricación, pues nada más salir de la línea de montaje cada unidad es analizada con lupa por un grupo de expertos, que hacen 100 controles de calidad adicionales, ayudados por cámaras y equipos láser capaces de detectar el más mínimo fallo en los ajustes o la pintura. Luego, desde e

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