Te dejamos una playlist con musica que sonó en este Auto Plan tan mediterráneo.
Salimos de Madrid temprano el sábado, con los primeros cafés del día y la sensación de que el fin de semana empieza en el momento en que arrancas el coche. Paramos a estirar las piernas en Pina de Ebro y seguimos dirección Lleida, con el sol cada vez más intenso por los Monegros y la lista de canciones en bucle.

El Toyota C-HR Plug-in Hybrid se comporta con una suavidad casi hipnótica. En los tramos eléctricos, el silencio es total. En los repechos, el motor híbrido entra con precisión. Después de varias horas de carretera, la curva del Garraf aparece de golpe, con el mar ahí abajo, azul y enorme.
La carretera del Garraf es pura poesía de curvas. Es estrecha, pegada al mar, con tramos que parecen flotar sobre los acantilados. Es una experiencia bastante chula.

86 curvas en 23km. La C-31 es una de las comarcales más apreciadas por los amantes del motor. Al recorrerla, descubrirás multitud de miradores en el que detener el coche, bajar y respirar, disfrutar de las vistas panorámicas o bajarse a las numerosas calas pequeñas que deja la costa.
Garraf
La primera parada que decidimos hacer fue en Garraf. Pequeño, escondido y con ese aire de pueblo que se resiste al turismo masivo. Aparcamos frente al mar y comimos una paella en el Chiringuito de Garraf.

Justo al lado, el Soho House Little Beach, donde dicen que se enamoraron el príncipe Harry y Meghan Markle, tiene su estética mediterránea y un ambiente acogedor: ideal para terminar la comida con uno de sus cócteles, algunos 0,0, para quienes luego tienen que pilotar la ruta en el Toyota.
Después decidimos recorrer los rincones de Garraf pueblo, descubrir su personalidad y contagiarse de un ecosistema que respira paz y aporta sosiego.
Sitges
La siguiente parada fue Sitges, brillante y viva incluso fuera de temporada. Paseamos por el paseo marítimo, subimos hasta la iglesia y nos perdimos entre calles estrechas y fachadas modernistas.

Conectamos el Toyota C-HR Plug-in Hybrid en una de las estaciones de carga que había más cerca y decidimos recorrer los sitios más emblemáticos de este pequeño pueblo costero mientras se recargaba: Santa Tecla, Palau Maricel, Plaza del Ayuntamiento y cap de la Vila y perdernos por el Casco Antiguo.
Castelldefels
El sunset del sábado nos pilló en Castelldefels. Larga playa, casas modernas, ambiente de verano incluso en otoño. Aquí viven y veranean futbolistas y actores, pero también quienes saben disfrutar de la calma.

Nos sorprendió la cantidad de planes que hay en la ciudad, para todos los públicos y muy pensados para familia. Si decides acercarte, merece la pena visitar la zona del Castillo.
Aceptamos la recomendación que nos hicieron para cenar: el restaurante Casanova Beach Club. Como habíamos pedido un arroz en Garraf, nos decantamos por un picoteo que fusionó la comida del mediterráneo con lo asiático y la experiencia fue bastante top.

Cubelles
Arrancamos el coche y decidimos descansar en Cubelles, el último pueblo de la provincia de Barcelona. De hecho, nos sorprendió la bajaa densidad de turismo y la ausencia de visitantes frente a otros destinos de la zona, como Cunit, Segur o Callafell, llenos hasta la bandera.

Aprovechamos la noche para recargar el Toyota y tenerlo a punto para la vuelta a Madrid. Al regreso, paramos en Zaragoza para ver a amigos y comer en Saucco. Pero eso ya es un AutoPlan diferente.
