En un primer paso para restaurar las relaciones diplomáticas entre Estaos Unidos y Cuba, el presidente Barack Obama ha notificado al Congreso su intención de sacar a Cuba del listado de países que patrocinan el terrorismo. Esta decisión, que entrará en vigor en 45 días, llega tras la reunión histórica que Obama y el presidente cubano, tuvieron en la Cumbre de las Américas el pasado fin de semana.
El Gobierno de Castro ha valorado positivamente la decisión de Obama, que remarca como "justa" ya que considera que es un lista "en la que nunca debió ser incluida", según declaraba la jefa de las negociaciones con Washington, Josefina Vidal.
A través de un comunicado, Cuba ha subrayado que "rechaza y condena todos los actos de terrorismo en todas sus formas y manifestaciones, así como cualquier acción que tenga por objeto alentar, apoyar, financiar o encubrir actos terroristas".
Por su parte, Obama destacó, en su informe al Congreso, que "el Gobierno de Cuba no suministró ningún respaldo al terrorismo internacional durante los seis meses previos" y "ha dado las garantías de que no apoyará actos de terrorismo internacional en el futuro".
A favor y en contra
La decisión de Obama ha levantado voces en contra y a favor. Por una parte, el portavoz de Obama, Josh Earnest, aseguró que "seguiremos teniendo diferencias con el Gobierno cubano, pero nuestras inquietudes respecto a un amplio espectro de políticas y acciones cubanas no forman parte de los criterios relevantes para mantener a Cuba en la lista" negra.
Por otra parte, el secretario de Estado John Kerry remarcó que "las circunstancias han cambiado desde 1982, cuando Cuba fue incluida por sus esfuerzos por promover una revolución armada por fuerzas en América Latina", recordó por su parte Kerry.
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