El Banco Mundial ha recortado su previsión de crecimiento para la eurozona en 2025 hasta el 0,7 %, tres décimas menos que su anterior estimación.
Para 2026, la revisión es aún mayor: cuatro décimas menos, hasta el 0,8 %. La causa principal es el aumento de las barreras comerciales y la incertidumbre global.
Exportaciones y pérdida de competitividad
Según su último informe de perspectivas globales, la región está fuertemente expuesta por su integración en las cadenas globales de valor. Esta dependencia limitará la capacidad de recuperación, tanto por la caída de las exportaciones como por el retroceso de la inversión privada.
«La economía se mantendrá anémica hasta 2027», advierte el Banco Mundial, que anticipa una prolongada debilidad del crecimiento, incluso si se mantiene la política monetaria expansiva del BCE.
El gasto público no compensará el deterioro externo
Aunque algunos países, como Alemania, han anunciado aumentos del gasto en defensa e infraestructuras, el organismo advierte que ese impulso será limitado.
Puede generar efectos positivos de arrastre sobre otros países de la zona euro, pero también podría desplazar inversión privada o aumentar el riesgo fiscal.
El aumento de déficit y deuda podría deteriorar la sostenibilidad financiera de la región, agravando aún más la pérdida de dinamismo.
Riesgos adicionales por inflación y presión externa
El informe parte de un escenario de bajada progresiva de tipos de interés, apoyado en una inflación que se mantendría cercana al objetivo del 2 % del BCE. Sin embargo, el Banco Mundial no descarta nuevas presiones inflacionarias, ligadas tanto a la guerra comercial como al gasto público creciente.
También cita como factor de presión la posible reorientación de las exportaciones chinas hacia la Unión Europea, lo que añadiría competencia en un entorno ya complicado.