Pakistán ha anunciado una reforma tributaria sin precedentes que reconfigura tramos impositivos para asalariados y modifica la estructura arancelaria por primera vez en tres décadas.
Esta reestructuración busca alinearse con los requisitos del Fondo Monetario Internacional y apuntalar la estabilidad fiscal del país.
Durante la presentación del presupuesto federal 2025-2026, el ministro de Finanzas, Muhammad Aurangzeb, explicó que «las reformas arancelarias no se han hecho en los últimos 30 años» y que los nuevos ajustes «ayudarán a impulsar las exportaciones y el desarrollo económico».
El nuevo esquema reduce de forma significativa la presión fiscal sobre asalariados con ingresos medios. La tasa mínima baja del 15% al 4% para quienes ganen hasta 2,2 millones de rupias anuales (unos 7.900 dólares), mientras que el tramo entre 600.000 y 1,2 millones de rupias queda en el 2,5%, frente al 5% anterior.
Aurangzeb subrayó que estos cambios pretenden aliviar la carga de los contribuyentes, al tiempo que se mantienen los objetivos de consolidación fiscal, reducción del déficit y reactivación económica.
El Gobierno prevé un aumento del 18% en la recaudación, hasta alcanzar 14,13 billones de rupias (unos 50.000 millones de dólares), lo que implicaría una mejora del 1,6% en la ratio impuestos/PIB, hasta el 10,1%.
Aunque el Ejecutivo no ha mencionado expresamente al FMI, el contenido del presupuesto está en plena sintonía con las exigencias del organismo internacional, centradas en control del gasto, ampliación de la base fiscal y sostenibilidad de la deuda.
El nuevo presupuesto asciende a 17,6 billones de rupias (unos 62.000 millones de dólares), e incluye aumentos en las partidas de defensa y salarios públicos. Aun así, prevé recortes generales en otras áreas y un crecimiento del PIB del 4,2% con una inflación estimada del 7,5%.
Entre los funcionarios, las subidas salariales del 10% anunciadas por el Gobierno son vistas como insuficientes frente al incremento del coste de vida. Además, el déficit fiscal se situará en el 3,9% del PIB, con una estrategia centrada en ampliar ingresos antes que en aumentar el endeudamiento.