Las empresas españolas han lanzado un mensaje claro a las instituciones comunitarias: la lentitud en la toma de decisiones en Europa frena la competitividad y aleja la inversión.
En un momento de desaceleración económica, la falta de agilidad normativa se convierte en un lastre para el tejido empresarial.
«Mientras que en Rusia o Estados Unidos una persona toma una decisión en una tarde, en Europa tarda 18 meses», ha afirmado Antonio Garamendi, presidente de la CEOE, en la apertura del Madrid Leaders Forum, organizado por CEIM.
Garamendi ha subrayado que la excesiva regulación y la falta de estabilidad normativa ralentizan la actividad empresarial. Para atraer capital, ha señalado, «las empresas deben poder ganar dinero», lo que requiere un entorno fiscal y jurídico más predecible.
Una visión compartida por Fernando Silva, consejero delegado de Siemens España, quien ha señalado que Europa «tiene bien diagnosticados los problemas» en energía, innovación y competitividad, pero no ha definido una respuesta clara.
Silva ha recordado que el Informe Draghi, presentado hace casi un año, aún no ha desembocado en medidas concretas. Y ha insistido en que Europa necesita un modelo de gobernanza más ágil para tomar decisiones rápidas en sectores clave.
«Las compañías quieren invertir», ha añadido Silva, «pero necesitan marcos regulatorios estables. La incertidumbre ahuyenta la inversión».
También ha intervenido la presidenta de Accenture España y Portugal, Mercedes Oblanca, quien ha reconocido avances, pero ha alertado de que la transformación industrial europea sigue siendo insuficiente.
«El futuro de Europa nos lo jugamos en los próximos dos años», ha asegurado. Y ha añadido un dato preocupante: «Los sectores manufactureros están por debajo del 50 % en digitalización. Aún queda mucho camino por recorrer».